No hagáis ruido, casi ni respiréis,
mejor incluso que no miréis.
Dad un largo, enorme, gigantesco rodeo,
pero no os acerquéis, no hagáis ruido, casi ni respiréis
o lo que ahí esté durmiendo
saldrá de caza y vosotros seréis la presa.
El anciano arrastró su viejo cuerpo al interior del templo, llevaba en sus manos artítricas un pequeño cesto con fruta y pan, su ofrenda d...
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Yo ya he hablado demasiado, ahora te toca a ti...