
-Bienvenido a la Muerte, señor Arnaiz.
-Así que el Más Allá es esto...
-Pues sí, es esto...
-Ajá... es esto... sea lo que sea esto, claro...
-Claro.
-Y, por lo que veo, usted no va a decirme qué es esto...
-Pues ve usted muy bien para estar muerto.
-Muchas gracias.
-De nada.
-Porque... estoy muerto ¿verdad?
-Verdad.
-Ajá... así que estar muerto es esto...
-Pues sí, es esto...
-Vaya, no pensé yo que fuera a sentirme... así.
-¿Y cómo es... así?
-Pues... así... como muerto pero no tanto... no sé, una cosa rara...
-Ya. Entiendo.
-Y, bueno, imagino que usted será la Muerte o algo así ¿no?
-Algo así, supongo.
-Supone... ya veo que es usted el campeón de la precisión. En fin, al menos podrá decirme qué tengo que hacer ahora.
-Pues... no, no puedo decírselo porque eso depende totalmente de usted.
-¿De mí?
-Sí, de usted, de lo que usted crea. Aquí, en esto que usted llama Más Allá, cada uno encuentra lo que piensa que va a encontrar. Por lo que veo o, mejor dicho, por lo que no veo, usted no era creyente de nada.
-Pues no, la verdad es que no, tiene usted razón ¿Supone eso un problema?
-Realmente, no. Tan sólo que tendrá más trabajo que el creyente.
-¿Por?
-Pues porque, mientras que ellos ya lo tienen todo hecho, usted tendrá usted que crearse su propio Más Allá.
-Oiga, pues suena divertido. Sí, señor, realmente divertido. Con su permiso, me voy a dar un paseo por mis “dominios” a ver con qué me sorprendo. ¿Viene usted?
-No, yo me quedo por aquí. Ya he cumplido mi misión con usted y tengo que seguir con mi trabajo. Bienvenido a la Muerte y que usted lo pase bien.

-Muchas gracias y... ¿buenas tardes? Bah, qué más da ¿verdad? Adiós y que usted lo reciba bien.
El señor Arnaiz se aleja silbando una alegre cancioncilla. Tras él un destello de luz y una voz profunda que saluda....
-Welcome to Death, Mrs. Winters.