jueves, 18 de enero de 2024

Karma

 

El viejo monje observaba la delicada mariposa posada en su dedo.


‒Una vez fui como tú -le dijo-, y una vez tú fuiste como yo. Lo recuerdo muy bien.


La mariposa agitó sus irisadas alas y miró al anciano.


‒Una vez ‒continuó el monje‒, estuve en tus manos como tú estás ahora en las mías, ¿recuerdas?


El viejo monje frunció el ceño al recordar.


‒Esta iba a ser mi última vida, mi última reencarnación, estaba listo para abandonar la eterna rueda, pero ahora que nos hemos reencontrado...


El monje, sonriendo, arrancó las alas de la mariposa.


‒La venganza me retrasará, pero vale la pena.


Y, sin más, aplastó el insecto entre sus manos.


Karma

  El viejo monje observaba la delicada mariposa posada en su dedo. ‒Una vez fui como tú -le dijo-, y una vez tú fuiste como yo. Lo recuerdo ...