
-Que sepas- sigue insistiendo -que estoy totalmente en contra de estas cosas, que esto va en contra de mis ideas y que si se pudiera objetar de esto, yo sería el primero en hacerlo ¿Te enteras?.-

-Ajá, sí, me entero... ¿Qué te parece esta muñeca?
El “husband”, me mira enfurruñado, se mete las manos en los bolsillos y continúa: -A mí no me metas en líos. Tú te encargas de eso. Yo ya hago bastante con acompañarte. Jummmm.... y la de veces que dije que yo no iba a entrar en esta dinámica de las fiestas de cumpleaños... jummmmm.
Efectivamente, lo dijo... lo dijo antes de ser padre. Porque, antes de ser papá, uno está repletito de principios irrenunciables y de ideas muy claras. Pero claro, antes de ser padre, uno no cuenta con que es imposible resistirse a la mirada brillante y a la ilusionada cara de tu hija de seis años (y medio, que no se me olvide no sea que la enana se enfade...) que, sonriente, sale del cole con una invitación a una fiesta de cumpleaños en la mano y miles de planes en la cabeza. Así que aquí está el “husband”, renunciando a su irrevocables principios, ayudándome -mal que le pese- a buscar un juguete para la cumpleañera y – lo que es aún peor (para él) – planteándose, inclusive, aceptar que la niña celebre su propia fiesta de cumpleaños.
-¿Verdad, “husband”?

-Jummmm.... déjame en paz... ¡Si es que me quitáis la vida! Jummmm....
El que sea padre, lo sabe y el que no lo sea... lo sabrá, aunque ahora no me crea...
My Girl - The Temptations