miércoles, 22 de noviembre de 2023

Mal viaje

 


Estaba ahí, de pie, pálido y con una escalofriante sonrisa en su cara.

Estaba ahí, al otro lado de la ventana, mirando hacia el interior, quieto y, sin embargo, terrorífico.

Estaba ahí, pero nadie me quería creer cuando dije:

—Hay un hombre ahí fuera.

La auxiliar de vuelo no se rió por pura educación, pero era obvio que no me había creído:

—Es imposible que haya un hombre ahí fuera, señor, estamos a 10.000 metros de altitud.

Intenté mostrárselo, pero el hombre había desaparecido.

Me quedé sorprendido y avergonzado:

—Quizás los nervios me han jugado una mala pasada. 

—No se preocupe, señor —me dijo la auxiliar—, estas cosas pasan. Le traeré un vaso de agua.

Y se alejó.

Cuando conseguí calmarme un poco volví a mirar por la ventanilla... y ahí estaba el hombre.

Mirándome y sonriendo.

Pensé que si lo ignoraba quizás volviera a desaparecer. Dejé de mirar e intenté concentrarme en el libro que había traído para leer durante el viaje.

Tras un rato volví a mirar, deseando que esa cosa no estuviera... pero estaba.

Y entonces grité y grité.

Intenté convencerles de que estaba ahí, pero nadie me creía porque nadie lo veía.

Sólo yo.

Era tal mi ataque de terror que acabaron atándome a mi asiento.

Y aquí estoy, viendo a ese extraño mirarme y sonreír, sonreír y mirarme.

Y, lo más aterrador de todo, viendo cómo se aproxima sin prisa, pero sin pausa.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Yo ya he hablado demasiado, ahora te toca a ti...

Karma

  El viejo monje observaba la delicada mariposa posada en su dedo. ‒Una vez fui como tú -le dijo-, y una vez tú fuiste como yo. Lo recuerdo ...