sábado, 10 de diciembre de 2022

10 de diciembre


Embutido en su EVA el astronauta trabajaba fuera de la estación espacial cuando lo vio.

―¡No puede ser! ―murmuró para sí, sacudiendo la cabeza.

―¿Ocurre algo, Jhon? ―preguntaron desde el interior de la estación.

―No, no. Hablaba solo.

Jhon volvió a mirar hacia el lugar donde había visto lo que no podía estar allí.. Y allí estaba, aproximándose.

El astronauta revisó sus constantes y las del EVA, todo estaba correcto. 

No había tomado ninguna medicación que provocara alucinaciones.

Pero aquello seguía allí.

Sus compañeros estaban dentro, ocupados con otras tareas, así que era el único que estaba viendo aquello. Podía preguntar, pero no se atrevía. Los demás creerían que se estaba volviendo loco. ¡Qué narices! ¡Él mismo dudaba de su cordura!

Porque aquello no podía ser...

Pero allí estaba.

Enorme.

Rojo.

Centelleante y tintineante.

Al pasar frente a él, Santa Claus le saludó con una gran sonrisa,

―Imposible. No puede ser. No he visto lo que estoy viendo ―. Murmuraba sin dejar de agitar su mano devolviendo el saludo.


 

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