El deseo de probar todo lo que tuviera a su alcance era irresistible. Ya fueran personas o cosas, si Elisa quería tener una idea exacta de algo, tenía que “catarlo”. Era una necesidad irreprimible. Si algo no pasaba por su boca era como si no existiera. No confiaba en su tacto, no creía a su vista, no se fiaba demasiado de su olfato pero, en cambio, su boca nunca la engañaba. A través de ella el mundo le abría sus misterios y le mostraba sorpresas que ella “devoraba” con fruición y placer casi infinitos.
Es obvio que esta costumbre le causaba algún que otro problema en su relación con las personas de su entorno. Al fin y al cabo, que alguien llene tu nuevo reloj de babas no es algo aceptable para todo el mundo. Cierto que sus parientes y conocidos estaban tan habituados a su manía que les resultaba de lo más normal pero, evidentemente, los desconocidos la encontraban de lo más chocante aunque, en contra de lo que pueda creerse, la mayoría acababa reaccionando con comprensión y cierta tolerancia. Incluso había a quien le parecía realmente divertido.
Si alguna persona reaccionaba con enfado, Elisa se limitaba a mirarlo con asombro e incomprensión; ella no veía nada de malo en llevarse a la boca aquello que llamara su atención. No concebía que se pudiera conocer la realidad circundante de otra forma. Cualquier cosa que Elisa lamiera, chupara, sorbiera y degustara le transmitía una enorme cantidad de información a través de su sabor y su tacto, información que otros sentidos eran incapaces de transmitirle. Le parecía absurdo que los demás no hicieran exactamente lo mismo que ella.
Justo en ese momento, por ejemplo, Elisa se encontraba saboreando un maravilloso móvil de última generación que había encontrado sobre una mesita. Lo que más le gustaba era la pantalla, tan lisa, con ese sabor frío del cristal y ese tacto tan suave… estaba realmente delicioso. Le gustaba ese aparato, sabía a nuevo y tenía formas muy agradables…
- ¡Elisa! ¡Suelta eso ahora mismo! ¡Caca! ¡Eso no se come! ¡Vamos, dáselo a papá!
Y a pesar de sus pucheros, el papá de Elisa le quitó el sabroso teléfono que, hasta hacía unos segundos, estaba disfrutando. ¡Dichosa fase! ¿Qué día dejaría de llevarse todo a la boca?
Nanny!!!
ResponderEliminarCuanto tiempo!
La verdad es que llevo una época imparable...
Un beso grande
Creo que esa manía no era solo de Elisa y para mí, que a much@s no se les quitará en la vida.
ResponderEliminarBesicos guapa
Juas
ResponderEliminarEl niño de una amiga la tomó con el mando de la TV y destrozó algunas teclas porque por lo visto eran de gomilla.
Si es que, como pensamos los tragones... está todo tan bueno...
Todo el raltao pensando en un comentaruo sobre la etapa oral y las formas en Piaget miraba wel desrrollo humano... pero el final me ha quitado las palabras de la boca
ResponderEliminarEstaba ya preocupada por Elisa. Siempre consigues sorprendernos. Un beso.
ResponderEliminarTambién he picado... XD
ResponderEliminarBESAZOS
Psd: Los niños pequeños se llevan todo a la boca porque identifican las cosas por las papilas gustativas... pero esto es algo que pre-supone todo el mundo...
ERES UNA TRAMPOSA,(PERDONA LA CONFIANZA) ME LLEVAS HASTA EL FINAL PENSANDO LO QUE NO ES Y DESPUES ME SORPRENDES CON LO MAS FACIL. UN SALUDO.........
ResponderEliminarooooohhhh!!!
ResponderEliminarSi a mi me pasara lo de Elisa... tendria a muchos chicos huyendo de mi!!! Jjaajaja!!!
Un besoteee
ja, me identifique tanto con este!
ResponderEliminarJejeje! Pillina... Con que un móvil eh? ¡Pues yo de pequeña me comía las pastillas de jabón! Fíjate que pulcra...!
ResponderEliminarUn besito preciosa, me acuerdo mucho de tu niña en primaria...
Qué horror, acabo de lamer la pantalla del móvil, esta curiosidad enfermiza me ha traído y me va a seguir trayendo graves problemas en la vida, verás :S
ResponderEliminarBesazos sin tiempo, me voy rauda porque sigo leyendo p'abajo ;)
Mónica: Sigue, sigue imparable... mientras todo vaya bien mejor no parar :)
ResponderEliminarNani: Uf, yo conozco alguno que aún sigue con dicha manía :)
Tesa: Está todo bueno... y lo que no mata, engorda ¿no? :D
Necio-Hutopo: Hummm.... quitarte palabras de la boca a ti es algo harto difícil, así que estoy por anotarme un punto ;)
Susana: Pues fíjate que, en esta ocasión, yo pensé que se notaba de qué iba la cosa... :)
Pegaso: Pues me alegro de que hayas picado que cada día está esto más difícil :D
Groucho: No tengo que perdonar nada, tómese usted la confianza necesaria (bueno, sin pasarse que luego me dejan la nevera temblando...). Me encanta ser una tramposa... y espero seguir engañándote :D
Acoolgirl: No, no te recomiendo hacer lo mismo que Elisa, dudo que los chicos lo entendieran... aunque, ahora que lo pienso, vete a saber que hay algunos muy raritos ¿eh? :D
Hep: Esto... mmm... no, prefiero no imaginarme a los humanos oliéndonos los traseros como los perros... uf, qué imagen... Jajajajajaja...
Tnf25: ¿Quieres decir que vas por ahí llenando de babas a la gente? :D
Zafferano: Jajajajajaja... no, si relimpia sí que eras. El "lavado de estómago" no debe tener misterios para ti ;)
Tamaruca: ¡Hey, qué alegría, hacía siglos que no pasabas por aquí! Una curiosidad, ya que lo has hecho... ¿a qué sabe la pantalla del móvil? :D
Gracias a la inspiración, caprichosa dónde las haya, por los dos relatos... tan distintos pero tan maravillosos...
ResponderEliminarpor cierto... tu no eras la que no comentaba poesía? Gracias por pasar y por comentar. Siempre es grato contar con una lectora de lujo como tu.
Un besazo
Jeje! Esta Elisa me inspiraba miedo ante su incipiente locura...y resulta que al final ha terminado inspirándome ternura...Ainssss!
ResponderEliminarBesitos, guapa!
Es una historia quer nos resulta familiar, sin embargo esta forma de contarla es deliciosa. Besos
ResponderEliminarSi es que el tiempo de lactancia hace estragos hasta después de haber superado la susodicha etapa. Bicos.
ResponderEliminarLa verdad que los niños tienen que tener unas defensas super altas en la boca, vamos, porque eso lo hace un adulto y como poco, se le llena la boca de llagas .
ResponderEliminary por cierto...sí, para conocer alguien DE VERDAD tienes que probar a que sabe :P
Ya pensaba yo que Elisa era una joven o madurita un poco espabilá... si es que esto de tener las mentes medio calenturientas... al final el desenlace... pues como que me ha encantado, hasta tierno y suave...
ResponderEliminarUn beso. Marea@
srlup, chupichupi, ñam, ñam...
ResponderEliminarEztoy pdobando toddo...
¿A qué sabrán los venusinos?
muaaaaaaaaaaaaas
Me ha encantado... (como siempre)me has provocado la primera sonrisa del dia !!
ResponderEliminarGracias
(^_^)
Yo también caí sorprendido con el final. Quizá porque, aunque una Elisa adulta pueda ser exagerado, conozco a algunas parecidas (sin llegar a tanto, claro). Un beso.
ResponderEliminar¿No encontrabas ideas para el sentido del gusto? Eso se arregla mu fácilmente. Te coges al jusband y os vais de papeo por ahí, y ya verás como se te ocurren ideas.
ResponderEliminarVale, ya sé que la cosa está apretada y que no se puede uno andar permitiendo muchos lujos ... pero a tu musa le hubiera venido estupendamente!!! jejejejeje.
Besoteeeeeeeees!!
Jajajajaja! Éste es el que más me gusta de los dos. Cuando dices eso de llenar el reloj de babas no he podido evitar pensar en mi primo cuando era bebé ^^
ResponderEliminarRespondiendo a tu pregunta a Tam, te digo que el mío es como lamer una tapadera de plástico. No es muy sabroso, la verdad. No me extrañaría que llegase el día en el que los móviles, además de ser de colores fueran de sabores.
Un besote, guapa!