Cada día, sin faltar ni uno, la anciana cruza el parque y, con el paso lento y cansado de quien carga con toda una vida a las espaldas, se aproxima al banco de siempre.
Cada día, sin faltar ni uno, se sienta a leer su libro y a contemplar, desde el sereno balcón de su mirada, la vida que bulle a su alrededor. Sonríe a los gritos jubilosos de los niños, frunce el ceño ante un padre demasiado condescendiente o una madre demasiado autoritaria. Alarga caramelos a los pequeños que se atreven a aproximarse.
Cada día, sin faltar ni uno, él la contempla y se pregunta por su vida. A veces la imagina con hijos y nietos, una mujer con mucha familia que disfruta de sus ratos de soledad voluntaria. Otras la imagina una viuda añorante y nostálgica que acude a rodearse de vida para olvidar la ausencia de aquel a quién amó y recordar la vida que se le está yendo. Él le inventa pasados y presentes pero nunca se ha atrevido a cruzar con ella más que un “buenas tardes” apenas murmurado.
Le gustaría compartir esas tardes con ella pero por timidez o por no romper la magia de lo desconocido o por simple pereza, nunca se ha animado a hacerlo.
Y así, sigue, cada día, sin faltar ni uno, acudiendo al mismo parque, sentándose en el mismo banco frente a ella y contemplándola en silencio.
Y siguió yendo incluso cuando ella dejó de acudir.
Cada día, sin faltar ni uno, esperando que ella regresara con su andar lento, su libro y su tierna mirada.
Qué bonito y qué triste. Las soledades, por muy asumidas... son tristes.
ResponderEliminarMe gusta mucho esta frase, cómo suena y lo que significa:
"con el paso lento y cansado de quien carga con toda una vida a las espaldas"
Besos
La ancianidad y yo no nos llevamos bien. (Habrá que verme cdo sea una abuela, a ver como lo asumo, xd).
ResponderEliminarSupongo que, a veces, es mejor imaginar que saber.
Un beso
HAY PERSONAS QUE SON PAISAJE. SIEMPRE LAS VES EN EL MISMO SITIO.
ResponderEliminarCuantas veces hemo squerido decir algo a alguien y no lo hemos hecho por cobardia, miedo o simplente ridiculo,cuantas cosas nos henos dejaddo de decir y luego nos hemos arrenpeido de no haberlas dicho
ResponderEliminarPrecioso post
El amor es un eterno adolescente.
ResponderEliminarSaludos.
La elección del tema de Edith es un detalle desgarrador. la melodía acompaña la lectura y es cuando realmente cobra vida la magia de las artes combinadas. Un lindo regalo, Nanny.
ResponderEliminarCada día, sin faltar uno, hasta que ella faltó...
ResponderEliminarBonito relato y muy veraz. A ciertas edades se desea y se teme tener compañia.
ResponderEliminarBesicos
Esto me recuerda que, en efecto, en muchas ocasiones establecemos vículos de comunicación con gente a la que no conocemos, con la que nunca hemos hablado y a la que ni siquiera tenemos posiblidad de acercarnos. Hasta una mueca tiene en ocasiones más significado que mil palabras.
ResponderEliminarHay otras formas de comunicarse, al margen del lenguaje.
saludettes!
:)
ResponderEliminarA veces, nuestra imaginacion nos llena mucho mas de lo que pueda ofrecernos la realidad...
Sinceramente, no se si podria esperar algo que no se si va a llegar.
Muy bonito Nanny.
Un besazooo
Suelo sentir nostalgia cuando me falta alguien, incluso un alguien "desconocido" como cuentas.
ResponderEliminarBesos de una maia.
Pues a mí me deja una cierta sensación de desazón, porque me sucede algo parecido. No en el parque, pero sí en el tren. Hay personas a las que veo a diario, y son tan habituales en mi vida como mi jefe, mi pareja, mis amigos. Quizá nunca hemos llegado a hablar. Quizá sólo compartimos miradas al reloj, vistazos a la portada del libro que el otro lleva entre manos, una sonrisa ante una tormenta, un vistazo de arriba abajo si vamos más acicalados de lo habitual...Pero si de repente una de esas personas desaparece (quizá porque ha cambiado de trabajo, o simplemente de horario) deja durante unos días un pequeño vacío en mi vida.
ResponderEliminarEs tan triste como el cuento de Juan José Millás: El paraíso era un autobús. Un día me voy a animar a hacer una versión del cuento. Un bico.
ResponderEliminarLa verdad es que leyendo se me ocurrió un pensamiento totalmente ajeno al cuento... Pensé en las veces que me he quedado observando a un mujer mayor, una desconocida, y me la he imaginado años atrás, con toda la fuerza de la juventud, con todas sus historias, con vivencias parecidas a las mías y a la de todos. Y me he visto en ella a su edad.
ResponderEliminarSniff!
Besos canariona!
El amor no sabe de edades, y casi todos buscamos esa persona desconocida, que casi nunca encontramos pero sabemos que existe.
ResponderEliminarUna historia emocionante
Un abrazo
hola!!! que tristezaaaaa
ResponderEliminarPero precioso, la veía llegar...
nos vemos. bss
Me gusta observar a la gente e imaginar sus historias. Un beso.
ResponderEliminarY en el banco quedaba sólo un cartel que alguien colgó hace meses y se olvidó de retirar
ResponderEliminar"Recien Pintado"
Me has hecho llorar. Tonta.
ResponderEliminar:'(
Ostras qué tristeza...Yo tengo clara una cosa y es que...intento hacer todo lo que está en mi mano para ciertas cosas "menos es nada" ¿no crees? corto pero intenso...me ha gustado
ResponderEliminarUn beso guapa
Nanny, has dejado, casi unánimemente, un sentimiento de tristeza en tus lectores con este cuento, eso no es fácil de lograr, a veces logras magicamente sorprender los sentim,ientos de trus seguidores. Besos
ResponderEliminaruff es muy bonito y triste...y me has recordado lo q debe ser la soledad a ciertas edades...me he acordado de una prima de mi abuela q la vi el otro dia tiene 74 años y vive sola no tiene hijos y no se quiere ir con los sobrinos tampoco y dijo el otro dia lo q me duele es la soledad...
ResponderEliminarY yo mientras leía el post no hacía más que cantar la cancioncita esa de Miguel Ríos: en el parqueeee la armonía del momento lalalalala
ResponderEliminar¿Hay palomitas en marte?