Tormenta de verano
Martina aprovechaba la humedad condensada en el cristal de su copa para refrescarse nuca y cuello. La estruendosa tormenta de verano que golpeaba las calles había refrescado algo el ambiente, pero el calor seguía siendo sofocante aunque a Maurice, tumbado en la cama, no parecía molestarle.
Tras acabar la copa de un trago, Martina se aproximó al armario, rebuscó entre las estanterías superiores, y sacó un paraguas.
-Me llevo tu paraguas, supongo que no te importará -dijo alegremente.
Se acercó a la cama, besó al hombre y, con paso ligero y una sonrisa, abandonó el apartamento.
Sobre la cama, Maurice y sus vísceras, cuidadosamente colocadas a su lado, comenzaban, lentamente, a enfriarse.
Reflejo
Es fácil olvidar que te haces mayor si no te miras al espejo. Si no te asomas a esa ventana cruel, si tú ajado reflejo no te devuelve la mirada cansada del que acumula demasiada vida, es fácil olvidar que los años van cayendo como losas sobre tu espalda. Mientras seas capaz de evitar la visión de tus canas, de las arrugas entretejiendo la historia de tu rostro, de la piel fláccida, de tu cuerpo en ruinas, podrás fingir que eres joven y, con un poco de esfuerzo, llegar a creerlo.
Por eso dejé de mirarme al espejo, para olvidar que los años me arrollaban y la vida se me escapaba. Para no ver, para no saber, para soñar que la juventud no me iba a abandonar jamás.
Pero no fue suficiente. A pesar de haber quitado todos los espejos de casa , siempre acababa teniendo alguna visión fugaz de mi cuerpo en decadencia.en otros espejos y cristales.Y aunque lograra pasar el día sin ver mi reflejo no había manera de escapar a la visión de mis manos, de mis piernas, de mis pechos...
No me quedó más remedio que buscar otra solución.
Necesitaba olvidar que cada vez me hago más vieja y para olvidarlo debía dejar de verme.
Hice lo que tenía que hacer.
Lo único que podía hacer.
Me arranqué los ojos.
Ahora ya no puedo ver como me devoran los años.
Ahora ya no puedo ver como la edad me aplasta.
Ahora ya puedo volver a creer que soy joven.
Ahora soy feliz.
El primero no lo había leído, Dolo. Impresionantes ambos pero el segundo, tal vez porque me siento igual, me caló más. Hay un concurso de terror en El Círculo de Escritores. Se pueden presentar dos microrrelatos. Le van como anillo al dedo :) Besos
ResponderEliminarMe han impactado los dos, me has soreprendido con los dos. Nos introduces en la atmósfera del relato para darnos después la sorpresa final. Genial. Un abrazo.
ResponderEliminarAna Lía: Creo que la segunda historia la podemos entender muy bien todos... sin llegar a esos extremos, claro :)
ResponderEliminarMaría Campra: Me gusta sorprender con mis relatos. Gracias :)