Si cierro mi ojo derecho, mi ojo sano, puedo ver todo lo que ocurrió con mi ojo ciego.
El ojo que el Venancio me cegó de un cantazo cuando yo tenía nueve años.
Aquel verano dejé de ser “el nieto de la señá Engracia” y pasé a ser “el tuerto”, el “un ojo”, incluso hubo quien, aquejado de un curioso ataque de cultura clásica, llegó a llamarme “cíclope” o “Polifemo”.
Aquel verano el odio hacia el Venancio -la mala bestia que llevaba tantos veranos torturándome- alcanzó sus cotas máximas.
Aquel mismo verano comencé a ver a aquellos... seres.
A... Ellos.
Con mi ojo tuerto.
Primero eran sombras reptantes. Formas indefinidas que se movían lentamente ante mí.
Luego, poco a poco, fueron tomando consistencia y ganando realidad.
Los veía con mi ojo enfermo.
Si miraba con el ojo bueno no veía nada. Por eso sabía que nadie más podía verlos.
No sé por qué decidieron dejarme vivir. Nunca les pregunté. Ante seres tan poderosos uno no se plantea por qué lo dejan con vida, simplemente te limitas a dar las gracias porque sea así.
Ellos -serpenteantes, culebreantes, viscosos, pegajosos- me enseñaron las cuevas, los túneles donde habitaban.
Y yo les hablé del Venancio.
Ellos -oscuros, escurridizos, terribles-me hablaron de su hambre.
Fue sencillo atraer al Venancio hasta las grutas. No cuesta nada cegar de ir a alguien que te odia tanto como el Venancio -la mala bestia del Venancio- me odiaba a mí.
En cuanto me vio corrió tras de mí y yo salí corriendo hacia donde ellos -ansiosos, hambrientos, anhelantes- esperaban.
Es fácil recordar si cierro mi ojo bueno y me permito verlo todo con mi ojo ciego. Como lo vi entonces.
Les veo, como si estuviera ocurriendo ahora mismo, rodear al Venancio, que no puede verlos y se adentra sin temor en los oscuros túneles.
Puedo ver como, aún sin verlos, tal vez presintiéndolos, se estremece sin saber por qué.
Sí, con este ojo que él me dejó ciego contemplé, contemplo aún, su cara de horror cuando notó el primer pegajoso apéndice rodeando su cintura.
Veo con claridad como se retuercen/retorcían sus miembros y aquellos viscosos órganos succionando y devorando su cuerpo y su alma.
Lo último que vi del Venancio fueron sus ojos aterrados y llenos de dolor. Y lo último que vieron sus ojos fueron mi ojo ciego, mi mano diciéndole adiós, mi sonrisa satisfecha.
Cuando recuerdo aquel verano siempre vuelvo a verlo todo con mi ojo apagado.
Tengo suerte. A mí me queda un ojo para ver el mundo.
El Venancio – el pobre Venancio, la mala bestia de Venancio- , en cambio, jamás volvió a ver nada.
Inquietante...muy inquietante. Besos
ResponderEliminarEres extremadamente imaginativa.
ResponderEliminarUn delicioso privilegio.
Qué buena eres y qué bien escribes.
Cuanta ternura en tus palabras.
Un abrazo.
Uuuuy, qué miedo. Pero me temo que, digerido el Venancio, volverán a tener hambre. Tu suerte está echada, Flanaghan. Un beso.
ResponderEliminarPS: Este cuentito no es apto para tu nena.
Una manera de reciclar seres humanos "no apropiados", si... Me ha parecido corto, cuando paso a leerte siempre me molesta que lo que escribes se acabe. Disfruto tanto la lectura que no quiero que se acabe y me digo: qué pena que tenga otras cosas que hacer!!!
ResponderEliminarUn beso
Ufff... eso es lo que se llama venganza, sin ninguna duda!!
ResponderEliminarUn besitooo
Pues si que se las gasta bien el nieto de la señá Engracia -cualquiera lo llama tuerto....-
ResponderEliminarUn beso
Solo espero que el Venancio haya sido muy grande para que esos seres no sigan con hambre…. una disculpa por tardar tanto en venir por aquí!
ResponderEliminarUff!
ResponderEliminarQue susto/tal vez lo dejaron vivir/por qué su hambre no era tanta/o esperaban el momento preciso...
cariños/Nanny/excelente como siempre...
¡Cómo me gustaría saber cual es la chispa de tu imaginación, porque no solo es la idea sino su desarrollo.
ResponderEliminarFelicidades por este sitio donde la imagianción es un seguro valuarte.
Un gran abrazo, querida amiga.
Muy bonito a la par que inquietante, como ya te han dicho. Mis felicitaciones por miltrillonésima vez
ResponderEliminarBESAZOS
¡Wow! Con esto Stephen King hace toda una novela y un guión para el cine.
ResponderEliminarEstás malgastando tu talento con nosotros, Nanny.
Nanny,es que tu puedes escribir de cualquier tema,y todo lo haces maravillosamente.Me gusto mucho el comentario que me dejaste.Eso es como una novela.Gracias.
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