Antes de poner el relato quiero agradecer a Mario (Necio-Hutopo) por regalarme un maravilloso Soporte Felino para la Estantería Reforzada. Es este que pongo aquí abajo y que, dentro de nada, estará decorando el lateral de este blog:
Y ahora pasemos al relato. Enseguida intentaré ponerme al día con todos vuestros geniales blogs... y no, no estoy haciendo la pelota :D
El ser humano más cuerdo del mundo se llamaba Isacio Prudente y vivía en una pequeña ciudad de cuyo nombre nadie se acuerda jamás. Isacio era el hombre más sensato, juicioso, equilibrado y cabal que nadie haya conocido. Era inteligente, reflexivo, formal y discreto. En su mente no había sitio para nada que no fuera razonable y mesurado.
Isacio Prudente jamás cometió una locura. Nunca actuó de manera irreflexiva. No fantaseó en toda su vida. No hizo ni dijo nada que no estuviera lleno de lógica y sentido común. No tenía ninguna manía, desconocía las fobias, ignoraba qué era sentirse paranoico o deprimido. No padecía ni la más pequeña neurosis. Nunca había sufrido ni el más leve episodio de melancolía.
De pequeño, Isacio no tuvo amigos imaginarios (ni de los otros), era incapaz de suspender su credulidad el tiempo suficiente para disfrutar con absurdas historias sobre animales parlantes, hadas, brujas, magos o cualquier otro ser mágico.
En la cabeza de Isacio todo era medida, razón, lógica, sensatez, cordura. Su mente era un ejemplo de buen juicio y no tenía espacio en ella ni para medio gramo de locura. Era tan circunspecto que no lograba entender el mundo. Era tan moderado que no entendía la desmesura de los demás. Era tan centrado que no concebía que sus congéneres llegaran a tener tantos desequilibrios.
Pobre Isacio. Era tan cuerdo, tan sensato, tan equilibrado que, al final, sólo acabó entendiéndose con los dementes, los orates, los perturbados, los auténticos lunáticos. Era tanto su equilibro que, finalmente, sólo podían comprenderle los desequilibrados. Por eso un día tomó su maleta y su cordura y, sin decir nada a nadie, marchó en busca de aquellos seres torturados que, siguiendo un camino más tortuoso, habían llegado justo al mismo lugar que él.
El humano más cuerdo del mundo se llama Isacio Prudente y vive, felizmente rodeado de locos, en una pequeña ciudad cuyo nombre pocos conocen.
Yo te diré que la mayoría de las veces me quedo con esos cuerdos....Besos y bienvenida. magnífica descripción del personaje...Ah y no te preocupes ya llegarán los viajes...besotes
ResponderEliminarQue fantastica eres NANNY,me parece ver a Isacio con su maleta,viviendo felizmente,ojala pudiera hacer como Isacio.Me ha encantado.
ResponderEliminarA Isacio no le hubiera gustado tu blog. Pobrecillo, no sabe lo que se pierde.
ResponderEliminarYo quiero ser Isacio Nanny y vivir rodeada de locos cuerdos como él.
ResponderEliminarPero qué historia tan tierna y tan bonita.
Me has dejado clavada.
Me alegro de que hayas vuelto de tus vacaciones con tu maravillosa enana.
Un abrazo tremendo.
Se veía venir. Es que sin fantasía no se puede vivir en este mundo tan agobiante. Un beso y bienvenida.
ResponderEliminarBienvenida... y no te preocupes, llegará el dia que puedas hacer esos viajes y entonces echaras de menos al Bollito. Disfruta ahora de las vacaciones con ella, es lo qiue hay; es lo que toca.
ResponderEliminarBesos
Bienvenida de nuevo!!
ResponderEliminarCurioso relato... me ha gustado. Un beso!
Seguramente, tanta cordura también es una forma de enajenación.
ResponderEliminarBienvenida a tu casa, de nuevo.
Su apellido lo refleja en gran parte, me gustan ese tipo de personas...Si todo eso que posee, pudiera transmitirse, me gustaría que me llegará algo de aquello...
ResponderEliminarBesitos!
Bienvenida y felicidades, por ese obsequio...
Ser tan cuerdo, al final, le rodeó de locura que era lo que él no quería...
ResponderEliminarSiempre es necesario tener un puntillo de locura... imprescindible para poder sobrevivir!!
Un besitooo y bienvenida :)
Mis vacaciones también han sido cortas, pero algo es algo. El pobre hombre se aburriría mucho entre gente cuerda. Un beso.
ResponderEliminarAfortunado Isacio... Aunque sigo prefiriendo a los locos...
ResponderEliminarBienvenidaaaaaaaaaaaaaaaaaaa guapaaaaaaaaaaaaa!!! Yo también acabo de regresar... Voy a intentar ponerme también al día en los blogs...(ardua tarea)
ResponderEliminar¡qué chulo el dibujo de Mario! es que es un artista como la copa un pino...jejeje
Bueno, amiga, te dejo la dire de un proyecto que he comenzado con un coleguilla, en el que escribimos ambos de un tema común propuesto cada semana, por si queires echarle un vistazo tu que eres la MAESTRA...jejeje me gustaría saber tu opinión si no te ees mucha molestía...jejeje besitos y aqui te dejo la dire
www.adoscientoskilometros.blogspot.com
Re... amiga... se bienvenida... y ánimo para el comienzo.... un beso.
ResponderEliminarPero es que dicen que los locos son en realidad los cuerdos de nuestra extraña realidad. ^_^
ResponderEliminarBesotes y bienvenida de nuevo, ya te echaba de menos
Jo pues que pena no saber el nombre de esa ciudad, yo me tiraria de cabeza para ella con lo loca que estoy enconraria al fin mi lugar y me encantaria narrarle todas mis paranoyas y tal doctor Isacio
ResponderEliminarTodos los caminos conducen a la locura, o mejor aún: Todos estamos locos.
ResponderEliminarBesos.
Los cuerdos son esos locos, y él loco Isacio. ¿Mas que locura hay mayor que no vivir la vida?
ResponderEliminarBESAZOS
Mis pasos llegaron hasta tí...me alegra leer tus letras...relato muy bien descrito y narrado con elegancia ¡Bravo! me gustó y es cierto que el protagonista estaba tan loco o más que los demás, puesto que el juicio se pierde en el útero de la Madre...Besitos, por aquí estaré...
ResponderEliminarMi Madre, te juro que de pronto sentí miedo, pero al final la historia termino bien, creo yo. que bueno que nos soy nada cuerdo!!! abrazos!
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