Todas
las tardes se arreglaba con el mismo esmero de su juventud, cuando lo
hacía para ella; peinaba sus escasos y blancos cabellos con cuidado,
como le gustaba a ella; se colocaba el mismo sombrero gris del que
ella se burlaba por considerarlo algo cursi y anticuado; tomaba el
bastón que ella le había regalado en la última Navidad que pasaron
juntos y, con paso tardo, ponía rumbo a la biblioteca. Al llegar
elegía una mesa, dejaba sobre ella el bastón y el sombrero y se
dirigía hacia las estanterías. Con mano temblorosa, sacaba un libro
y, renqueando, volvía a su asiento, pasaba unas páginas y, al
comprobar que no era lo que buscaba, sacudía la cabeza y, con
un gruñido provocado por el esfuerzo, se levantaba a por el
siguiente tomo.
No
leía ningún libro y con ninguno se entretenía más tiempo del
necesario para comprobar que no era aquel que andaba buscando pero no
dejaba ni uno sólo por comprobar. Día tras día, siguiendo un orden
rigurosamente alfabético, comprobando a diario aquellos libros que
el día anterior no se encontraban en su sitio, continuaba con una
búsqueda que cualquiera hubiera tildado de infructuosa y absurda.
Cierto
día cogió un gran tomo de hojas amarillentas y, tras echarle un
vistazo, su rostro se iluminó con la luz del reconocimiento. Aquel
era, sin duda, el libro que llevaba tantísimo tiempo buscando.
Comenzó a pasar páginas casi frenéticamente hasta que encontró,
oculta entre ellas, una vieja fotografía, amarillenta por los años,
desde la que una joven le sonreía con la ilusión de toda una vida
por hacer. No era especialmente bella ni singularmente elegante pero,
para él, no había existido otra como ella.
Sacó
la vieja foto del viejo libro, la contempló extasiado, la besó con
dulzura, la apretó contra su pecho y, sonriendo satisfecho, sin
soltar la fotografía, descansó su cuerpo contra el respaldo de la
silla, cerró los ojos y exhaló su último suspiro.
Qué tristeza y belleza! un beso
ResponderEliminarWinnieO: Lo bello y lo triste van, a veces, tan unidos...
ResponderEliminarQué bonito, me ha encantado :)
ResponderEliminarLalaith: Me alegro, Lalaith, muchas gracias :)
ResponderEliminarPrecioso! Cuanto sentimiento unido en uno solo!
ResponderEliminarMartha: Gracias, guapísima, mucho tiempo sin verte por aquí :)
ResponderEliminarQué precioso. Un beso.
ResponderEliminarSusana: Muchas gracias :)
ResponderEliminarSI hasta una lágrima me has sacado y todo... Estarás contenta.
ResponderEliminarNecio-Hutopo: Pues sí, estoy contentísima :P
ResponderEliminarQué emotivo, Nanny.. gracias¡¡
ResponderEliminaramor del bueno en grado sumo.
ResponderEliminarbiquiños e bó nadal.
Carmen: Gracias a ti, guapísima :)
ResponderEliminarAldabra: Pero del bueno, bueno. Un gustazo verte otra vez por estos lares :)
Todo esto...y lo anterior escrito lo tocaré, algún día, en un libro de papel. Porque una cosa no está reñida con la otra. El papel de Nanny Ogg, una de las grandes narradoras que de nuestro tiempo. Lo digo como lo pienso. Un abrazo, compi.
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