
No es malo recordar ni es mala la nostalgia. Ni tan siquiera la melancolía que provoca la nostalgia es mala. Lo malo es quedarse atrapado en el tiempo sin tiempo de los recuerdos y negarse a seguir avanzando y mirar al futuro.
A veces, entre las páginas de mis libros, encuentro pequeñas sorpresas que actúan como curiosas máquinas del tiempo: un bono que usé hace años, una entrada a un museo, una servilleta con una pequeña nota, un número de teléfono con un nombre que ni recuerdas, un anuncio de trabajo... Me gustan porque son como minúsculas inyecciones de nostalgia que suelen dejarte con una sonrisa.
Hay cierto tipo de gente que fracasa porque quiere fracasar, engorda porque quiere estar gordo, enferma porque se empeña en enfermar, no tiene éxito en el amor porque no quiere tenerlo... Es triste pero es verdad, los seres humanos somos tan raros que, a veces, nos resulta más sencillo hundirnos en la miseria que luchar por salir de ella...
Qué sencillo es ver las cosas de forma binaria: bueno o malo, blanco o negro. Sin más, sin matices, sin grises ni colores intermedios. Sí, es fácil, es cómodo... ¡Qué lástima no ser tan sencilla ni tan cómoda!
Según la literatura y el cine las más hermosas historias de amor son las que hablan de amores imposibles. Sin embargo, yo creo que las más bellas historias de amor son aquellas en las que ningún poeta fijaría su mirada por cotidianas.
Siempre me ha parecido absurdo visitar tumbas. La persona que conocías no está allí. Hay lugares mejores donde acudir a despedirse o a “charlar” con quienes se han ido que el lugar donde ponemos su cuerpo vacío. En realidad, ni siquiera creo que sea necesario acudir a ningún lugar en concreto para hacerlo.
A veces la solución a un problema tiene que darnos en las narices para que podamos verla y hay quien ni así lo consigue.
En muchas ocasiones un grupo de amigos llega a ser más familia que la propia familia; lo importante es tener quien te acepte y te quiera.

No falla, si eres una persona puntual el único día que, por extrañas circunstancias, llegas tarde todo el mundo llegará a su hora.
Me encantan las narraciones en las que la línea entre realidad y ficción se borra y alguien de uno de los lados la traspasa. Y es que guardo el secreto deseo de que todos los personajes que he conocido existan realmente en algún otro mundo o universo.
Hoy en día la melancolía tiene mala prensa. Parece ser que es obligatorio estar siempre sonriente y alegre y la tristeza hay que ocultarla pero, quizás, no sea tan malo "disfrutar" un poquito de la melancolía y dejarse llevar por la tristeza cuando esta venga a visitarnos.
Hay quien quisiera robarnos las palabras pero las palabras no se pueden robar, como no se pueden robar los pensamientos. Nos pueden hacer callar o hablar en susurros temerosos pero las palabras siempre encuentran la manera de salir y volar y llegar a oídos que quieran escucharlas... aunque por el camino las torturen y las retuerzan, siempre hay alguna que logra abrir las puertas de la libertad.
Es curioso como la estupidez puede llegar a instalarse cómodamente incluso entre las personas de mayor inteligencia.

Los seres humanos siempre encontrarán a alguien a quien culpar de sus problemas, desde los astros al gobierno pasando por su jefe, cualquiera tendrá la culpa, cualquiera menos él/ella.
Resulta evidente que los gatos pertenecen, sin excepción, a la realeza. No hay más que fijarse en la cara de desdén con que nos miran.
Yo, antes que hada madrina, preferiría tener una bruja madrina. Las hadas son seres demasiado etéreos e ideales. En cambio, las brujas, suelen tener los pies bien asentados en la tierra.
"No busques y ya verás cómo aparece" suele ser un método infalible para encontrar todo tipo de cosas, así que también lo uso con la inspiración... y suele funcionar, eso sí, dado su "don de la oportunidad" muchas veces la musa aparece en el momento en que no le puedo prestar la atención debida.
Me costó años aprender a fijarme en las cosas buenas y me costó años desprenderme de la gente que me empujaba a ver sólo las cosas malas de la vida. Desde que conseguí ambas cosas vivo mucho mejor.

La vida es una colección de momentos unidos a las emociones, sentimientos y pensamientos que esos momentos provocan en nosotros. Y como no tenemos más que esos fugaces momentos lo mejor que podemos hacer es disfrutarlos.
Los pobres escribidores nunca podemos tener la completa seguridad de contar las historias hasta el final porque ellos, los personajes, siguen con sus historias más allá de donde nuestras palabras llegan. Y ellas, las historias, se escapan, se descontrolan y se cuentan a ellas mismas.
¿Quién sabe si no formamos parte de un sueño y que desapareceremos con el amanecer? ¿Quién sabe si no somos un pequeño personaje de una pequeña historia escrita por un pequeño escritor? ¿Quién sabe si nuestro universo no será más que un átomo que forma parte de una molécula que forma parte de la epidermis que recubre el dedo índice de un gigantesco ser? Y leyendo las cosas que se me ocurren ¿Quién sabe cómo es posible que no lleve años ingresada en un psiquiátrico?