Mis tías me amonestan -a gritos, siempre a gritos- continuamente.
Mi padre me mira ceñudo y me dice que estoy chiflado pero que, mientras no me ponga en su camino, puedo hacer lo que me dé la gana.
Mi madre, mientras acicala a mi hermana pequeña, me mira, frunce los labios y me cuenta todos los problemas en los que me voy a meter por mis locuras.
Mis hermanos se burlan de mí, mis amigos me han dado por imposible y las chicas lanzan risitas nerviosas a mi paso pero, obedeciendo a sus madres, se mantienen a distancia.
Siempre he sido así de “especial” -eso dice mi madre “especial”, ni raro, ni extraño, ni loco, sólo “especial”-; desde pequeño he sido muy curioso y amigo de novelerías. El primero en cualquier incursión infantil. El primero en gustar cualquier bocado que pareciera medianamente sabroso. El primero en probar nuevas habilidades físicas. El primero, siempre el primero.
Llevado de esta insaciable curiosidad mía y de estas ansias de cosas nuevas es que he llegado a hacer lo que los demás, anclados en el tabú del “siempre ha sido así”, consideraban impensable.
No sé por qué lo hice. Por probar algo distinto, supongo. El caso es que, un día decidí ponerme sobre dos patas. Y, una vez comencé a ponerme en pie, descubrí todo un nuevo mundo de posibilidades: veo más lejos, puedo llevar fruta en las manos sin dejar de pasear, paso menos calor... En principio sólo lo hacía durante cortos períodos pero, a medida que me acostumbro a la postura, paso más y más tiempo sobre mis patas traseras.
Los demás me tachan de demente y me tratan como a tal.
Bueno, no todos.
Hace unos semanas llegó una nueva hembra. A pesar de la oposición de mi madre (siempre se disgusta cuando llega una hembra joven), padre la ha aceptado. Hace días que me sigue en mis excursiones, no se acerca a mí pero hoy la he descubierto tratando de ponerse en pie.
Al verla he imaginado como sería todo un clan andando sobre sus patas traseras, como yo. Antes ni lo hubiera pensado pero ahora... no sé... quizás, ella y yo... ¿Quién sabe?
¡Qué hermosura, Nanny¡ ¡Es de esos textos tan tuyos por ingenioso, tierno, emotivo, divertido...¡ Me encanta la sencillez y la naturalidad con que explicas las cosas; las vuelve sumamente creíbles y poéticas....
ResponderEliminarY el mensaje ése de "las locuras que cuestionan lo establecido" y que al final son el motor que hace avanzar las cosas, es una de mis debilidades....Como siempre, gracias por regalar tanta belleza escrita y no te disculpes de nada, como en la entrada anterior...Los que nos pasamos por aquí somos los que tenemos que estar agradecidos...Besos....
Me gusta este relato sobre mi tatarabuelo de Atapuerca.
ResponderEliminarNada más ver la primera foto que has colocado me he dicho... ya va a contar Nanny cómo jugaba éste con cerillas o algo de eso...
:)
Original y emotivo relato....nuestros predecesores sonreirían al leerlo...Excelente nanny. Besos y que tengas un finde estupendo.
ResponderEliminarAh! que con mi tatatarabuelo….je, me encanto el tono de la historia, creas que no me identifique mucho, tanto por lo peludo como por aventurero…un abrazo!
ResponderEliminarTRemendamente tierno y original Nanny . Nuestros ancestros estarían encantados.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Original relato. Arriesgarse, atreverse, ser como se quiere ser, hacer lo que se desea, disrutarlo. Evolucionar.
ResponderEliminarUn besote
Hermoso y original. Envidiable.
ResponderEliminarOriginal, emotivo...
ResponderEliminarUn abrazo!!
Magnífico... educativo... Vanguardista... Histórico... No se, contigo se me acaban los calificativos... el caso es que me gusto, y mucho
ResponderEliminarTe gusta mucho imaginar tantos de esos primeros momentos en que nuestros antecesores daban esos primeros saltos evolutivos, ya lo sé. Los recreas como si los vivieras y también como si fueran resultado, hasta cierto grado, de una voluntad consciente del "innovador" frente a la "apatía" continuista de los demás. No termino de creer que fuera así, más bien supongo que operó el azar en mucha mayor medida y sólo, poco a poco, fue surgiendo la autoconciencia (entre otras cosas, como consecuencia de esos saltos evolutivos).
ResponderEliminarPero como metáfora resulta muy fructífera y, además, muy oportuna a reflexiones mías recientes. Cuestionar lo que "siempre ha sido así" es seguramente lo que nos hace más humanos. Y hoy, como en los tiempos que describes, sigue siendo cosa de pocos, de esos especiales. Y hoy, en bastante mayor medida que en los tiempos que describes, nuestra evolución depende mucho más de nuestra capacidad de cuestionarnos. Sin embargo, la evolución sigue siendo muy lenta (sobre todo en lo que se refiere a ese núcleo de ideas atávicas que tenemos inserto muy profundamente en nuestro cerebro, que es el asunto sobre el que yo reflexionaba). Un beso.
Si hacemos caso a Darwin (y hay que hacerle caso a Darwin)... No es que una única hembra le haya hecho caso...
ResponderEliminarSi hacemos caso a los fósiles... Es bastante probable que el primer homínido en ponerse de píe haya sido, más bien, homínida... No es que tengamos muchas pruebas al respecto, sólo es extrapolación poco fundada (pero fundamentada) sobre los pasos evolutivos de los que sí tenemos pruebas...
¡Bravo, Nanny...! Dejas al descubierto, con asombrosa facilidad y deliciosa ternura, aspectos radicalmente importantes de nuestra vida que a los demás se nos escapan.
ResponderEliminar¡Bravo por tu lúcida mirada...! ¡Cómo escribes...!
Y un gran abrazo.
ME GUSTA.
ResponderEliminarBESOS
¿Y quién no te dice que fue algo así? o_-
ResponderEliminarBesotes guapísimaaaaaaaa
Como patri, también creo que fué de esta manera como se puso de pie el primer Simpsons.
ResponderEliminarQue original eres, niña!!
Besicos muchos.
SIEMPRE HAY UNA PRIMERA VEZ... PARA TODO.
ResponderEliminarUN BESO
Qué bonito. Ser diferente también tiene sus ventajas. Un beso.
ResponderEliminarLos innovadores tienen que estar luchando constantemente con la incomprensión de los conformistas y no se pueden sacar de encima en su vida el estigma 'friki' con que los etiqueta la sociedad, pero es algo que se debe llevar con mucha dignidad, seguro de lo que tienes entre manos, sin temor a la frustración ni al fracaso.
ResponderEliminarsaludettes!!!.
Pues seguro que, más o menos, fue eso lo que sintió el primero que se atrevió a hacerlo... Quién sabe!!
ResponderEliminarUn besazooo
Muy buen relato!!! Siempre me pongo a pensar como habra sido aquel primer instante de conciencia de los humanos.
ResponderEliminarBesos
Jo... que tontina estoy... que me emociono al imaginarme al animal... no te lo pierdas... estoy fatal...
ResponderEliminarMe ha encantado, como siempre.
Un besazo.
Uy, ¡que tiempos aquellos que la especie iva para adelante! ahora solo evolucionamos para ser ginetes del apocalisis (quizas porque con aquello de la glovalizacion escuchamos demasiado las opiniones de los demas)
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