Háganme caso: nunca, jamás recojan una lámpara mágica. Y si son tan curiosos que no pueden remediarlo y se empeñan en cogerla, no la froten. Y si son tan amantes de la limpieza que no pueden evitar frotar y frotar hasta dejarla brillante, no hablen con el genio, es más, ni lo miren, ignórenlo o, mejor aún, salgan corriendo. Y si el genio les sigue, les persigue y les acosa, no le pidan nada, esto es lo más importante: no le pidan absolutamente nada de nada.
Créanme, sé de lo que hablo.
Verán yo soy, o era, perfumista, no uno de los grandes, pero, vaya, me podía ganar la vida bastante bien. Lamentablemente yo era el feliz poseedor de una ambición que superaba con mucho mi escaso talento y quería ver mi nombre junto al de Jean-Paul Guerlain o Jacques Polge. En realidad soñaba con tener el olfato de Jean-Baptiste Grenouille pero sin su ansia asesina.
Por eso, cuando encontré esa lámpara mágica (1) en aquella pequeña y misteriosa tienda de antigüedades surgida de la nada (2), decidí que tenía que ser mía costara lo que costara (3). Así que la compré, la llevé a casa e hice lo que se hace cuando se tiene una lámpara mágica… contárselo a todos mis amigos. Luego me serví una cerveza, cogí un trapo y me dispuse a frotar y frotar, la dejé tan brillante que incluso habría pasado la prueba del algodón del mayordomo de Tenn (el gordito de antes, no el buenorro actual que ni limpia ni ná…). Ya comenzaba a sentirme cansado cuando, finalmente, y con un gran bostezo, mi djinn decidió hacer acto de presencia.
Se inclinó ante mí, me soltó el típico saludo y me dijo lo de los tres deseos que era lo que a mí me interesaba. Le dije que a mí tan sólo me interesaba uno y que renunciaba a los otros dos de buena gana. Tras esto, mi genio me hizo firmar la renuncia a esos dos deseos, mi consentimiento para que hiciera su magia, una declaración jurada en la que me hacía responsable de cualquier consecuencia que tuviera mi deseo y no sé cuántos papeles más. Según me dijo los genios estaban teniendo muchos problemas legales a causa de clientes insatisfechos e incapaces de hacerse responsables de sus propias decisiones.
Yo estaba tan encantado con la posibilidad de lograr mi deseo que firmé todo cuanto me ponía delante sin rechistar. Cuando, por fin, firmé todo lo que había que firmar (4) y lleno de impaciencia me dispuse a pedir mi más ansiado deseo: tener el mejor olfato del mundo, que no hubiera ser humano capaz de oler mejor que yo.
Y… bueno… olfato tengo. El mejor olfato que cualquier pueda imaginar. Según he oído por ahí tengo 220 millones de células olfativas. Lástima que no me sirvan para hacer perfumes y es que, ya sabrán ustedes que el mundo de los perfumistas es muy cerrado. Sobre todo si uno es un perro. Sabueso. Pero perro.
Así que, en serio, háganme caso, si encuentran una lámpara mágica, aléjense de ella.
Ni se les ocurra llamar al genio y pedir un deseo.
Ni firmar nada que les pongan por delante sin estar seguro de lo que hacen.
¡Guau… Grrrr…. Bouff… Bouff… Grrrr… Guau…! ¿Wouffrrrr….? (5)
(1) ¿Qué como sabía que era una lámpara mágica? Todo el mundo sabe cómo es una lámpara mágica gracias a los cuentos infantiles ¿O es que nunca ha leído un cuento de Aladino? Pues eso: es algo inconfundible. Si parece una lámpara mágica, tiene el color de una lámpara mágica, suena y huele como una lámpara mágica y, lo más importante, si tiene un cartelito que pone: Lámpara Mágica – Cuidado con el Genio. Es evidente: se trata de una auténtica lámpara mágica.
(2) Es una ley conocida por todos que este tipo de objetos mágicos se venden siempre en misteriosas y pequeñas tiendas rebosantes de curiosas antigüedades. Ah, en estos lugares también pueden encontrarse extraños bichitos a los que no se puede alimentar después de las doce de la noche ya que luego padecen una indigestión con síntomas de lo más curioso.
(3) Exactamente costó 60’25 €. No soy tan buen regateador como creía…
(4) Incluida la escayola de un amigo que pasó de visita justo en ese momento…
(5) N. del T.: ¡Hay que joerse con los genios! ¿Dónde habré metido ese hueso?
Hay que ver lo que le has hecho al olfato. Y eso que quizá sea el sentido al que más estima le tengo.
ResponderEliminarAy, el mundo de los perfumes... ¿No te has vuelto nunca cuando ha pasado alguien y te ha llamado la atención su colonia?
Buen relato. Aunque pobre tendero, convertido en sabueso... aysss, si es que hay que pensar hasta cuando te conceden deseos.
Un beso guapa
Yo tengo un olfato que más quisiera el sabueso español. Soy capaz de distinguir unos pimientos fritos del otro lado de la ciudad.
ResponderEliminarEste relatito no me ha gustado tanto, porque esta muy visto eso de los deseos que al final se ponen en contra de ellos, de hecho en expediente x hay un capítulo genial que habla de eso mismo.
Bicos.
jajajaja Ya te he dicho alguna vez que me encantan esas notas al pie de página ¿no?
ResponderEliminarDí que sí, genios eran los de antes, como Mr.Proper... no el Don Limpio este cachas que dices... que se ha vuelto demasiado light.
Besos, cuentista
Podía haber sido también un zorro o un oso, ¿no?
ResponderEliminarAunque yo creo que eso no fue cosa del genio, más bien de la cerveza que se tomó antes de empezar a frotar. Que vaya usted a saber si fue una o fueron diez.
De todas formas, me ha recordado la historia del que vagaba muerto de sed por el desierto y se topó con similar lámpara. Sus deseos fueron disponer de mucha agua y hartarse de ver mujeres desnudas, por lo que fue inmediatamente transformado en retrete. Y allí debe seguir.
Decían en una peli que me encanta:
ResponderEliminar"Hay mas lagrimas derramas por las plegarias atendidas que por las no atendidas,
hay que tener cuidado con lo que pides"
Besos!!!
PD: la peli es Cosas que nunca te dije, de Isabel Coixet :P
El problema es que con los deseos uno tiene que ser increiblemente específico, tanto que formular el deseo adecuadamente deba tomarse tanto o más tiempo que el que llevó encontrar la lampara
ResponderEliminarPor eso se dice que hay que tener cuidado con lo que se desea, no sea que lo consigas. Muy bonito. Un beso.
ResponderEliminarLo mejor es que el último deseo sea pedir tres deseos más.
ResponderEliminarJajajaja, ¡te aseguro que si encuento una ni la toco, ni la miro, ni la huelo! ¡Virgencita que me quede como estoy!!!!!!
ResponderEliminarBesicos
¿Por qué será tan difícil formular un deseo?
ResponderEliminar¿Será que ni siquiera sabemos con exactitud lo que deseamos? ¿o quizá lo que deseamos es lo que menos nos conviene?
Conclusión: los mejores deseos, los que cada cual pueda satisfacer; sin gaitas de genios ni lámparas mágicas.
¡Que bien aúnas lo divertido y lo reflexivo¡
Hola guapa!
ResponderEliminarLos genios no son de fiar, estan encumbrados y ya no saben ver la realidad. Las lamparas, las fuentes llenas de monedas y las estrellas fugaces estan sobrevaloradas. tuvierón su momento pero ahora ya pasan de conceder deseos para que el mundo siga igual que siempre.
Un besico, muac!
La recomendación de no frotar la lámpara es útil, pero si se sigue el consejo "el frotar se va a acabar" te libras de tener que lidiar con genios sin libro de reclamaciones.
ResponderEliminarEl desenlace final sobre la capciosidad confusionil de tu genio me ha recordado un chiste muy viejo sobre un bidet, que no voy a reproducir aqui, que si no me echas del blog, jeje!
jajajajajaja, pobre perro xDDDDDD
ResponderEliminarCómo disfruté leyendo el perfume!
Ten cuidado con lo que deseas, no vaya a ser que lo consigas. O no hay nada peor que conseguir un deseo, a lo que añado que mucho más si te lo concede graciosamente un genio. Por eso, desde hace ya muchos años me atengo como norma inflexible de conducta al consejo que das al principio del post. Yo, en efecto, jamás jamás de los jamases, entablo conversaciones con genios de lámparas maravillosas y muchísimo menos les pido nada. Un beso y muy buen relato (como siempre).
ResponderEliminarja!! me has matado con este..genial..es mas la imagen de la lampara con la advetencia me ha parecido de lo mejor..eres grande!!! y no me canso de decirtelo.
ResponderEliminarGeniales tus relatos sobre los sentidos ....me encanta tu imaginación....tu si eres un genio con o sin lámpara...jejej
ResponderEliminarun besoooo
Me encanto lo q plasmas aqui, ainss cuida a esa cabecita q tiene tantos relatos geniales, besos niña!!
ResponderEliminarHOLA TESTAMENTO,LA HISTORIA QUE CUENTAS(muy bien por cierto)ES MENTIRA,SI AHORA ERES UN PERRO(1)
ResponderEliminarME GUSTA TU RINCON(2)
SALUDOS...........
1-LOS PERROS NO TIENEN DEDO GORDO Y NO PUEDEN SUJETAR EL LAPIZ(3)
2-SI ME DEJAS Y NO MOLESTO PASARE MAS VECES.
3-YA SE QUE ESCRIBES CON TECLADO , PERO ASI ME QUEDA MEJOR EL COMENTARIO(4)
4-CREO.
Jo, no me digas que no has pensado más de una y dos y tres veces en la vida los deseos que le pedirías a un genio si te encontraras una lampara maravillosa ... (obviamente lo has tenido que pensar para escribir esto, jejejeje)
ResponderEliminarTe puedes pasar horas y horas pensado cuál sería el deseo perfecto, y sacarle una y mil pegas.
Pero ... oye!! que si hay que intentarlo, yo lo intento, eh?
jajajajajaja
Pobre perro ...
Besotes.
Ya nunca oleré de la misma forma xD
ResponderEliminar¿Me puedo quedar con el perro?
ResponderEliminar:-P
muuuuaaaaa
Y yo que quería tener más oído... A ver si me va a convertir en burra! me lo pensaré dos veces,o una, antes de pedir un deseo!
ResponderEliminarUn besote preciosa!
Qué bien cuentas! pero eso creo habértelo dicho ya.
ResponderEliminarA mi no me importaría convertirme en perra.....o mejor aún, encontrarme una genia en vez de un genio en la lámpara.
Hay que desear...siempre. Si no desea, no se siente.
Un beso gran contadora!
hep
No preteno ser ególatra, pero inevitablemente eso de la lámpara mágica me ha recordado a un post que escribí hace mucho (mínimo 2 años), pero que borré junto con todos los post de aquel blog...
ResponderEliminarEn fin, dejemos atrás esos tiempos de locura extraterrestre.
Me ha gustado el post y te agradezco la advertencia sobre las lámparas mágicas, pero me gustó más el de los zombies ;)
BESAZOS
Prometo que me pongo al díaaaa yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminarjajajajaja si es que no escarmiento, cada sentido... una sorpresa. Eres genial (por lo del genio jejeje, ¿lo pillas?)
ResponderEliminarEn serio, he disfrutado mucho con el relato.
Un beso
Jejejeje, muy bueno!!!
ResponderEliminarMe encantan las notas a pie de página que escribes.