Recorría toda la casa, de un extremo al otro, buscándola.
- ¿Dónde está? – Rumiaba entre dientes - ¿Dónde la habré metido?
La enfermera la dejaba deambular por la casa sin molestarla.
- Cuando la encuentre te vas a enterar, mala pécora. – Refunfuñaba cuando, ya cansada, se metía en la cama. A ella le hacía gracia eso de “mala pécora”, le parecía una expresión la mar de pintoresca. Estaba acostumbrada a exabruptos muchos peores así que no le daba importancia a sus insultos.
La ayudaba a arroparse. Le traía un poco de caldo. Y la dejaba apoyada sobre sus mullidas almohadas, susurrando algo que parecían oraciones y acariciando a ese gato mugriento que siempre andaba tras sus pasos.
A la mañana siguiente, desde bien temprano, nada más acabar con la leche del desayuno, comenzaba de nuevo la búsqueda de su tesoro. Otro día de murmuraciones, maldiciones, rodar de muebles e insultos mil.
Hasta el día en que, por fin, dio con lo que buscaba gracias al gato. Porque fue ese minino asqueroso el que dio con lo que la vieja llevaba meses buscando como una loca.
Ella, la enfermera, estaba convencida de que el gato la había seguido con la intención de descubrir dónde se encontraba lo que, con tanta ansia, buscaba su dueña. Nadie le haría cambiar de opinión al respecto: el gato la siguió premeditadamente hasta el sótano y premeditadamente se quedó allí encerrado.
Y una vez allí metido, todo era cuestión de esperar a que su ama se percatara de su desaparición, cosa que no tardó en ocurrir. Así que, por un momento, la vieja se olvidó de su búsqueda habitual y se dedicó a llamar a su minino.
- Sombra, mishi mishi mishi… ¿Dónde está mi gatito bonito? Sombra, bonita… mishi mishi mishi… - Bisbiseaba sin parar.
Hasta que escuchó los maullidos tras la puerta del sótano y hacia allá que se fue como un cohete (un cohete renqueante pero un cohete). La enfermera se le adelantó y la abrió primero, pensando que el gato saldría corriendo de la oscuridad pero no fue así, para nada. El felino, insistiría ella más tarde, lo tenía todo planificado y quería que su ama entrara en el sótano y encontrara lo que llevaba tanto tiempo buscando.
Por supuesto, ella no podía impedirle la entrada a la vieja. No podía negarse a que encendiera la luz y buscara al micifuz de las narices.
Así que se resignó a lo inevitable que no tardó en ocurrir. Un horrísono grito de alegría le indicó a la enfermera que la vieja, al fin, había dado con su mugriento tesoro.
- ¡Aquí estás, preciosa! ¡Tanto tiempo buscándote! ¡Por fin podremos dejar este inmundo pueblo! ¡Mi pequeña! – Canturreaba la vieja sin cesar.
La enfermera no salía de su estupefacción, sin duda la vieja estaba tan mal de la cabeza como le habían dicho cuando la contrataron. ¿Quién iba a decir que una escoba vieja y sucia pudiera hacer tan feliz a alguien? Pensó que lo mejor que podía hacer era darle algún sedante y llevarla a la cama.
Mientras hurgaba en el cajón de las medicinas, oyó cómo se abría la puerta que daba a la calle. Sorprendida, salió corriendo hacia ella y llegó justo a tiempo de ver cómo la vieja, montada sobre la cochambrosa escoba y en compañía de su gato, salía volando hacia las nubes.
La vio alejarse hasta que dejó de ver el blanco de su camisón y ya no pudo escuchar el eco de sus carcajadas.
Luego, lentamente, se tomó el tranquilizante que aún llevaba en la mano, mientras recordaba cómo se había reído el día que aquel nieto preocupado le contó que su abuela era una bruja.
Jajajaja xD Me ha encantado!Genial, genial :) Qué buen rato me has hecho pasar. Un besazo!
ResponderEliminarEste cuento me recuerda que a veces, para resolver un problema es necesario desfocalizar, es decir, sacarselo de la mente por un momento y pensar en otra cosa. Lo digo por aquello de que empezó a buscar al gato y encontró la escoba. Y que los seres "especiales" en ocasiones son tomados por con locos. Besos
ResponderEliminarMuchas gracias guapa!!!!
ResponderEliminarSi más o menos 16 cumpli, o igual eran 26??, aunque los 30 los cumpli hace 6 años!! jajajajajajajajaja
Me ha encantado el cuento
Un beso
Me han entrado ganas de salir volando en la escoba con la bruja y salir ya de este mundo de enfermeras y pastillas.
ResponderEliminarSaludos.
Los gatos, siempre lo he dicho y hasta he escrito sobre ello, siempre son gatos... incluso cuando son otra cosa.
ResponderEliminarMe encantó el cuento... y me sorprendió el final. He pasado un buen rato
ResponderEliminarYo siempre odié a los gatos... y ellos siempre me han odiado a mi. pero últimamente hemos entrado en una simbiosis un poco extraña... no se como explicarlo... Tal vez sea por que he conocido a una bruja... de esas con gato extraño... Tendré que preguntarle por la escoba.
Nunca se sabe...
Pense que se iba a poner a barrer la acera, mira que le gusta a algunas barrer por fuera de su casa.
ResponderEliminarTu que estas acostumbrada a brujas no te extrañaras que siga por aqui.
Lorena: Me alegra que hayas disfrutado con el cuentito :)
ResponderEliminarHernán: Yo siempre digo que, lo mejor para encontra algo perdido es no buscarlo y no suele fallar. O sea, que estoy de acuerdo con eso de que, para solucionar un problema, lo mejos es desfocalizar, es mejor centrarse en otras cosas y dejar que el problema vaya dando vueltas en segundo plano (por cierto que con las ideas para los relatos me pasa algo parecido: las dejó que vayan por ahí rondando hasta que dan un paso al frente).
Ishtarb: ¿Ves? Sabía yo que pocos años eran ;)
Cronopio: A todos nos gana de hacer eso más de una vez. Yo, por si acaso, estoy por buscar una escoba de esas de las de antes y probar a ver si funciona.
Necio Hutopo: Y no se puede decir nada mejor de los gatos que eso mismo que has dicho tú: siempre son gatos ;)
Steve Yo soy más de perros que de gatos pero reconozco que estos animales tienen un aire entre petulante y distante que los dota de cierto glamour. Eso sí, si te ronda una bruja y tú te dejas rondar mejor que te acostumbres a su gato: son inseparables (En cuanto pueda respondo a tu mail).
Víctor: Jajajajaja... Es cierto, podía haberla puesto a barrer la acera: una manía que nunca he entendido. Y luego de barrer, a baldiar un poquito también que eso les entusiasma :D. Por cierto, no me extraña en absoluto que andes por aquí, es más, estoy encantada de ser visitada por un fantasma de tanta categoría literaria ;)
:)))
ResponderEliminarSeguro que se iba a ver algún partido de quidditch, ¡jeje!
Muchos besos bien grandes :***
juaaaaa qué bueno, me la imagino volando a toda velocidad...jajaja
ResponderEliminarVaya cara se le debió quedar a la muchacha que la cuidaba.
muaaaaaks
Jajajajajajaja, ¡me cachis!, ¿será eso lo que busca hoy la abuela?
ResponderEliminar¡Que mala leche tengo, jajajajajaja!
Me ha encantao este relato, ¡que buen final!
Besicos
:)
ResponderEliminarSi es que... hay muchas cosas que no queremos creer... pero son ciertas!!
Un besitooo
jajajja Gracias me ha encantado. es una goza leerte.
ResponderEliminar¡Bravo, bravo! ¡me encanta el final!
ResponderEliminarFíjate que estaba leyendo y pensaba, primero en tu viejecilla como cualquier anciana maniática con su locura senil, pero al mismo tiempo venían a mi cabeza imágenes de aquella ratita de cuento que salía a barrer la puerta de la calle con su lazo nuevo puesto para encontrar novio y lo que se encontró fue un gatazo tragón (supongo que ha influído en esto el comentario del Ganso).
Me ha gustado mucho esta historia, mala pécora. :)
me gusta más este blog,está muy chulo :D
ResponderEliminarla historia como siempre...genial! ;)
un besote!
Muy bueno, me has sorprendido.
ResponderEliminarPor cierto, ¿quién dice que las brujas sean malas?
Ésta no convirtió en sapo a la enfermera que la fastidió.
Un besote guapa
Tamaruca: Pues la verdad es que no me extrañaría nada pero nada ¿eh? ;)
ResponderEliminarCarmncitta: A velocidad de vértigo que iba la vieja, vamos ni Alonso ni Raikkonen ni ná :D
Nani: No te extrañe que busque eso. Tú, por si acaso, mantenla vigilada no sea que se vaya por la ventana :)
Acoolgirl: Si es que "semos" de un incrédulo... ;)
d2: Gracias a ti por leerme (para mí es una gozada leerte a ti).
Tesa: Mmmm... qué bien, a mí también me gusta eso de "mala pécora" suena tan pintoresco ;D
Lety: A mí también me gusta este blog ;)
Oscura: No sé quién dice que las brujas son malas; yo, desde luego, nunca lo he dicho. Malos son otros las brujas sólo son... eso, brujas ;)
Que cuento más triste. Bicos.
ResponderEliminarBuenísimo, me encantó, jajaja.
ResponderEliminarBsss. mi amiga. Nos vemos.
Que buenooo! Me ha encantado! Y lo que más me ha gustado es la forma en que has dotado al gato de inteligencia! Me encantan los gatos y sé de buena tinta que son unos animales inteligentísimossss, y no entiendo por qué la gente se empeña en describirlos como seres antipáticos que siempre van a su bola...de eso nada de nada, oigan! Que un gato hace por su dueño todo lo que esté en su mano (digo en su paitita). Son super cariñosos y super fieles...ale, toma discurso pro gatuno! jajaja!
ResponderEliminarBuenooo, lo que te decía, que el cuento me ha gustado un montón!;)
Besitos guapa!
Hola guapa!
ResponderEliminarBuenisimo el relato, me ha gustado muchisimo. Ademas la bruja me ha parecido simpaticona, y sin embargo la enfermera me ha parecido una bruja.
Tengo una historia sobre las brujas y sus "viajes" en escoba, pero te la contare otro día.
Un besico, muac!
fabuloso!!! me encanto este..aveces quisiera que mi escoba fuese voladora tambien...
ResponderEliminar¡¡Preciosooooooooooo!! Eres un verdadero genio escribiendo. ^_^
ResponderEliminarBesotesssssssssss
El gato sí que sabía lo que necesitaba su dueña y no esa enfermera aburrida. Un beso.
ResponderEliminarMe has sorprendido nuevamente con este micro cuento... así que las hay... las hay...
ResponderEliminarLlegue a ti a traves de Nany Ogg,La conocia hace tiempo y me hacia muchisisma gracias. Y en el blogroll un dia si y otro tambien me digo ¿Pero quien es este testamento de Miercoles ? Y siempre me contesto lo mismo : Pero si es Nanny Ogg, la increible brujita de Mundo disco, que tanto me ha gustado
ResponderEliminarUn beso , entrare con frecuencia Melusina