El último hombre sobre la Tierra está sentado a solas en una habitación...
—Disculpe usted, señor narrador.
—¿Sí?
—Antes de continuar con su historia, ¿le importaría echarme un vistazo?
—Oh... Vaya... Ehem...
La última mujer sobre la Tierra estaba sentada a solas en una habitación...
El último hombre sobre la Tierra está sentado a solas en una habitación circular y escribe en caracteres incomprensibles una larga historia sobre un hombre que está en otra habitación circular escribiendo sobre otro hombre que está en otra habitación circular... Y así hasta el infinito.
En algo hay que pasar el tiempo cuando se es el último hombre sobre la Tierra.
El último hombre sobre la Tierra pensó que, si había un último hombre sobre la Tierra, quizás también existiera una última mujer sobre la ídem y decidió que era hora de salir en su búsqueda para repoblar el mundo y esas cosas. Nada sexual, por supuesto, sólo se trataba de continuar la especie, no vaya a creer. Tras meses de viajar sin rumbo, al fin, el último hombre sobre la Tierra encontró a la última mujer sobre la ídem. La observó desde lejos durante un tiempo y, luego, sin acercarse a ella en ningún momento, se dio media vuelta para no volver jamás.... Era la misma mujer que, en el instituto, le había dicho que no se acostaría con él ni aunque fuera el último hombre vivo sobre la Tierra.
El último hombre vivo sobre la Tierra se declaró a sí mismo Gobernante Supremo del Mundo, pero lo hizo tan mal que no tuvo más remedio que derrocarse a sí mismo y condenarse a la horca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Yo ya he hablado demasiado, ahora te toca a ti...