El pequeño y rechoncho director, rezumando afable elocuencia, dirigía a los visitantes -y posibles inversores- con la suave pericia de un pastor guiando a su rebaño. El pequeño grupo, por su parte, se dejaba guiar entre risas de placer y diversión ante los curiosos fenómenos que en aquella famosa institución se estudiaban.
En la sala de telequinesia esquivaron -con diversa suerte- los objetos que recorrían la sala sin que ninguna fuerza física los moviera. En la de telepatía se sintieron ligeramente incómodos ante la posibilidad de que sus pensamientos más íntimos pudieran quedar al descubierto. Del laboratorio de combustión espontánea salieron algo chamuscados. En la sala de abducciones dejaron a su imaginación volar rumbo a mundos lejanos. Y, tras visitar la zona de fantasmas y apariciones, se vieron obligados a hacer una visita a los aseos para desprenderse de la materia ectoplasmática que había caído sobre ellos.
Cuando llegaron a la última sala los visitantes se sintieron confusos e intrigados. Allí sólo había un hombre. Un hombre menudo y escaso de pelo que, sentado en un sofá, fumaba en pipa y leía un libro, ajeno a los investigadores que pululaban a su alrededor, consultando monitores, conectando electrodos, haciéndole alguna pregunta de vez en cuando y tomando notas.
-¿Qué poder tiene este hombre para merecer tanta atención? -Preguntó alguien-
-Debe ser algo realmente extraordinario para que merezca todo un equipo para él solo -Comentó otro alguien.
-Efectivamente -respondió, sonriente y afable, el señor director de la institución-. Este hombre posee un don casi inexistente. Un don que sólo poseen un escaso número de humanos.
-¿Electroquinesis? ¿Ergoquinesis? ¿Geoquinesis? ¿Intangibilidad? -dijo el primer alguien lleno de emoción.
-No, no, ninguno de esos -respondió el director-. Lo que este hombre posee es algo aún mucho más extraño -el director calló durante unos segundos y luego continuó, bajando la voz-. El don de este hombre es el sentido común.
¡El sentido común! Eso sí que es paranormal, brujilla.
ResponderEliminar:-)
Buenísimo.
Un abrazo.
Vichoff: Y lo que cuesta encontrarlo :D
ResponderEliminarHola. Al nombre del sentido le falta un cuantificador: poco.
ResponderEliminarTanto tiempo sin pasar por aquí...
Shysh: Tantísimo. ¡Qué gusto volver a verte! :)
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