Epigmenio odiaba soñar desde que el día 20 de abril de 1999 todos sus sueños se convirtieron en una única y terrible pesadilla.
Ese fatídico día, cuando Epigmenio cerró los ojos a la realidad, en lugar de abrirse las puertas del habitual y absurdo mundo onírico, se abrieron las de una oscura y temible celda, antesala del infierno, donde Epigmenio sufría -noche tras noche- torturas sin fin. No había explicación alguna en la pesadilla del por qué estaba en aquella lóbrega mazmorra, ni de quienes eran sus captores y torturadores ni era algo que a Epigmenio le preocupara pues estaba demasiado ocupado sufriendo terribles cortes, contusiones y hasta amputaciones.
Durante doce largos años la hora de dormir ha sido motivo de pánico para Epigmenio quien probó todo lo imaginable para acabar con tan horrenda pesadilla: psicoterapia, feng shui, meditación, relajación, amuletos, yoga, pensamiento positivo... Cualquier cosa que alguien afirmara que funcionaba era probada por Epigmenio aunque sin obtener ni el más leve resultado.
No hace demasiados días, Epigmenio decidió probar la última solución propuesta por un amigo: ciertas píldoras que, afirmaba quien se las procuró, acabarían con cualquier tipo de mal sueño que pudiera tener durante la noche. En tiempos más felices, Epigmenio se habría reído de un supuesto medicamento capaz de distinguir entre sueño bueno o sueño malo pero, a estas alturas de su vida, el hombre ya se agarra a cualquier cosa que digan puede solucionar su problema.
Esa misma noche, tras ponerse el pijama, Epigmenio se toma la píldora y se tumba en la cama a esperar el sueño y, sobre todo, el milagro de la desaparición de la pesadilla.
A los pocos minutos, Epigmenio duerme profundamente.
Tras varias horas de sueño sin pesadillas, Epigmenio despierta, feliz por vez primera en años, pero cuando el sueño comienza a despejar su cerebro, el horror se instala en su corazón y un sollozo de desesperación surge de su boca.
Al abrir los ojos y mirar a su alrededor Epigmenio descubre una oscura, húmeda y sucia mazmorra y un cuerpo -su cuerpo- mutilado, maltratado y lleno de dolor. Y llora al darse cuenta de que, la vida que él creía real, era un sueño -un buen sueño- y que la vida que él consideraba mera -aunque horrenda- pesadilla es su realidad.
Aquí al lado veréis que he puesto un enlace a un libro: El Tintero. Este libro reúne 41 relatos de 41 escritores, entre los que me encuentro, que formamos parte de un grupo denominado El Tintero Virtual donde, cada semana, participamos en un pequeño juego en el que, cada semana, debemos escribir un pequeño relato sobre un tema determinado. Este grupo está dentro de la red social Netwriters, una red de escritores y lectores en la que poder compartir y dar a conocer nuestros escritos, tener la posibilidad de editar y, sobre todo, pasar agradables momentos con gente agradable y similares intereses. Pongo el enlace por si a alguno le interesara comprar este libro, hecho con mucha ilusión y, también, para invitaros a que os unáis a la red si os apetece :) Si alguno se anima, que me busque y me añada (ya sabéis , buscad a Nanny). Me encantaría encontrarme por allí con algunos de los buenos escritores que por aquí pasan, que hay más de uno :)
Maravillos. Habrá que darse una vuelta
ResponderEliminarQué cuento tan brillante Nanny.....y descorazonador....Mis pesadillas son pecata minuta al lado de esto...Besos
ResponderEliminarPerfecto, Nanny.
ResponderEliminarMuchas veces la realidad es la peor de las pesadillas.
Un abrazo muy fuerte.
Me daré una vuelta cuando esté en casa, que ya de por sí leer blogs en el trabajo me da un ´poco de pena... Eso sí, el relato, como siempre, muy bien escrito... Aunque te confieso que el final era un poco predecible.
ResponderEliminarAl ir leyendo he pensado que al tomarse la pastilla, ya no se iba a despertar más... su pesadilla terminaría al terminar su vida. Pero me has sorprendido, una vez más. Bravo.
ResponderEliminarSaludos!
Jeje me hizo pensar en una epoca (en realidad varios años de mi vida tambien), en la que tambien tuve solo pesadillas.....me gusta, me gusta mucho
ResponderEliminarYo tengo sueños tan intensos que me los creo y a menudo me alegro de que suene el despertador. un beso.
ResponderEliminar¡que grima!
ResponderEliminarno te creas que no le he pensado alguna vez eso de ¿y si todo fuera un sueño?
esta noche, por cierto, soñé algo que desasosegó, tanto es así que me desperté con esa sensación acompañándome desde el mundo onírico.
biquiños,
ah, y enhorabuena por ese libro, intentaré echarle un vistazo.
¡que pequeño es el mundo!
ResponderEliminartengo un amigo que publicó sus tres libros en Atlantis y ahora hace lecturas para ellos, prepara las sinopsis de libros, las reseñas...
le preguntaré por el vuestro.
biquiños,
Descubro tu blog, y me quedo entre estas pesadillas.
ResponderEliminarSaludos.