Andaba a buen paso, inmerso en mis pensamientos, tan inmerso que hasta pasado un buen rato, quizás una hora o más, no me apercibí de que, a la par que yo, avanzaba una sombra.
martes, 29 de marzo de 2011
El árbol
Andaba a buen paso, inmerso en mis pensamientos, tan inmerso que hasta pasado un buen rato, quizás una hora o más, no me apercibí de que, a la par que yo, avanzaba una sombra.
lunes, 21 de marzo de 2011
Pesadilla
miércoles, 16 de marzo de 2011
Un paraguas rojo
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martes, 8 de marzo de 2011
Las cosas del querer

El sol del anochecer tiñe el mundo de rojo. Ella, entre las rocas, increpa al mar, vierte sobre él improperios y maldiciones mientras sus lágrimas saladas se mezclan con la sal del océano. La tarde, roja, avanza lentamente hacia la noche mientras ella -la loca, la chiflada, la perturbada- sigue maldiciendo e insultando a ese mar que se le llevó lo que más amaba una tarde como aquella de hacía tantos años.
Y ahí está ella, como cada tarde, soltando sobre el maldito mar toda su rabia y toda su pena, envuelta en rojo, inmersa en rojo, llorando en rojo.
Amor sin esperanza

La amó durante toda su vida.
La amó en silencio, sin que ella supiera nada.
La amó a distancia, sin que ella conociera de la existencia de ese hombre que era ya más satélite suyo que hombre libre.
La amó más que nadie en el mundo, sin que ella se sintiera amada.
Pasó toda su existencia sin atreverse a vivir un amor que era su vida y muriendo por un amor que le hacía nacer cada día.
Ella murió en abril. Él la siguió en mayo.
No sabía vivir sin ese anhelo por el amor nunca vivido quiso ir tras ella a la muerte para continua amándola de lejos, a distancia y sin esperanza.
En la playa
Y cayó, agotada, a la orilla del mar.
Sintió, agradecida, el frescor de la arena húmeda bajo su cuerpo sudoroso. El corazón le latía con fuerza, acelerado tras la larga huida.
Una luna enorme salía tras el horizonte y el sonido del mar comenzaba a adormecerla. Los hombres la habían hecho correr durante todo el día y se sentía agotada.
Si no se hubiera encontrado con él no lo habría conseguido. La había ayudado y guiado hasta aquella recóndita playa y ahora, a su lado, la acompañaba, consolaba y protegía.
Entre los latidos de su corazón podía oírlo resoplar a su lado, transmitiéndole seguridad y esperanza.
En unos minutos ella se repondría y podrían continuar su camino, lejos de los hombres que querían esclavizarla.
La luna, blanca y enorme, los guiaría hacia su nueva vida.
Imágenes obtenidas en devianArt.
miércoles, 2 de marzo de 2011
Gente contradictoria

Hay hadas muy brujas, y brujas muy buenas, y buenas muy malas y malas muy buenas.
Hay princesas muy plebeyas, y plebeyas muy señoras, y señoras muy sirvientas, y sirvientas muy mandonas.
Hay héroes muy cobardes, y cobardes muy valientes, y valientes muy medrosos, y medrosos muy osados.
Hay ingenuos muy astutos, y astutos muy sinceros, y sinceros muy traidores, y traidores muy leales.
Hay honrados muy granujas, y granujas muy honestos, y honestos muy inmorales, e inmorales muy fiables.

Hay sinceros muy fulleros, y fulleros muy sinceros, y tramposos candorosos, y cándidos maliciosos.
Hay odios muy amorosos, y amores muy rencorosos, y rencores muy afectuosos, y afectos muy enojosos.
Hay enanos muy titanes, y titanes muy pequeños, y pequeños eminentes, y eminentes muy vulgares.
Hay feos muy bellos, y bellos repelentes, y repelentes atractivos, y atractivos desagradables.
Hay sabios muy ignorantes, e ignorantes muy inteligentes, e inteligentes muy inconscientes, e inconscientes muy avispados.

Hay groseros muy educados, y educados muy malcriados, y malcriados muy cívicos, y cívicos muy chabacanos.
Hay duros muy blandos, y blandos muy fuertes, y fuertes muy apocados, y apocados muy valientes.
Hay adultos muy niños, y niños muy maduros, y maduros muy bisoños, y bisoños muy dispuestos.
Hay solitarios muy sociables, y sociables muy tímidos, y tímidos muy expresivos, y expresivos muy ariscos.

Hay flemáticos muy activos, y activos muy perezosos, y perezosos muy trabajadores, y trabajadores muy ociosos.
Hay graciosos muy aburridos, y aburridos muy animados, y animados muy cargantes, y cargantes muy pasables.
Hay contrarios muy sinónimos, y sinónimos muy opuestos, y opuestos muy semejantes, y semejantes muy diferentes.
Mi madre tenía una figura de San Pancracio con su correspondiente ramita de perejil mustia y, la mayor parte del tiempo, castigado de espa...

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-¡Esto ya pasa de castaño oscuro!- Grita la mujer pelirroja al pequeño diablillo. - ¡Te estás tomando demasiadas confianzas!-...
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- ¿Están listas las pancartas? ¿Las cadenas? ¿Las consignas? Bien… pues… empecemos… ¡NO NOS MOVERÁN! ¡NOS NEGAMOS A ESTA VISITA! ¡QUEREMOS V...
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Publicado en el libro de relatos " En el laberinto del laurel " editado por el Ayuntamiento de Murcia y la Asociación Yo Nemaníl...