domingo, 20 de junio de 2010

El bosque (Infantil)


Hace un tiempo -no sé cuánto- alguien me contó que existe, en no sé qué país lejano de no sé qué remoto continente, un bosque; un bosque grande y extraño, un bosque frondoso y boscoso, un bosque... lleno de árboles.

Me contó ese no sé quién que era aquél un bosque misterioso, un bosque hermoso y añoso, un bosque maravilloso habitado por los personajes -nada famosos- de cuentos que nunca habían salido en un cuento porque no se parecían en nada a los personajes de los cuentos que sí salían en cuentos.


Y me habló ese alguien que no recuerdo quién era de algunos personajes que en ese bosque habitan.


Me contó -para empezar- mi olvidado informador, que en el primer árbol a la derecha del gran roble que está a veinte pinos y un castaño de la entrada, en el hueco de la cuarta rama grande contando desde el suelo hasta el cielo, vive un hada bajita y regordeta, un hada con gafitas y un poco zoqueta. Un hada formal y sensata, más bien tirando a pacata.



Me contó -ya que a ello se había puesto- que en la casa que está justo, justo bajo esa rama, vive una bruja sin verruga y sin arrugas, que no come niños sino lechugas. Una bruja bastante buena y serena, que no embruja princesas ni hechiza príncipes y que sólo usa la olla para preparar la cena.


También me contó ese no sé quién que no recuerdo nada bien que unas diez encinas, tres olmos y medio pino más allá de la casa de esta bruja papanduja, se encuentra una plácida charca, de agua quieta y desabrida, donde vive un sapo color marrón, con verrugas a montón. Un sapo grande y pesado, con cara de irritado. Un sapo corriente y moliente aunque con pinta de inteligente. Un sapo que siempre fue sapo. Un sapo que nunca fue príncipe, ni sueña en serlo, es más, si tal cosa le ocurriera seguro sufría un síncope.


No muy lejos de esta charca se encuentra -según me dijo ese no sé quién- una guarida, muy bien protegida y de la vista bien escondida, morada y hogar de un lobo nada feroz pero, eso sí, asombrosamente veloz. Un lobo pacífico y abúlico, angélico y académico. Un lobo, en fin, modélico y beatífico como un corderito.


Me habló, además, esa persona que no logro recordar, de un castillo en medio del bosque donde vive una princesa, que no canta, que no baila, que no cose y que a los animales no aguanta. Una princesa tirando a normalucha, flacucha y paliducha que comparte castillo con un príncipe antipático y poco carismático, y un rey bastante tonto y astigmático.



Viven por ahí cerca: un duende muy aburrido, un troll alicaído, unos enanos muy altos, un gigante chiquitito, un ogro muy agradable, varias madrastras amables, una niña abominable y cuatro hermanastras amigables.



Viven, en fin, según me contó algún alguien, en este bosque frondoso, boscoso y lleno de árboles, muchos personajes de cuentos que nunca han salido en un cuento porque no se parecen en nada a los personajes de cuentos que sí salen en cuentos.


Aunque ahora que lo pienso, ya no se puede decir que ese es el bosque donde viven los personajes de cuentos que nunca han salido en un cuento porque yo acabo de contarte un cuento en el que salen -casi- todos ellos.



Será mejor cambiar eso... a ver qué tal así:



Viven en este bosque frondoso, boscoso y lleno de árboles los personajes de cuentos que sólo han salido en un cuento porque no se parecen en nada a los personajes de cuentos que salen en todos los cuentos.







14 comentarios:

  1. Qué bonito y qué infantil para contárselo a los niños Nanny.
    Lo haré. Vaya si lo haré.
    Un beso.
    Te haces de rogar.
    Debes estar muy ocupada.

    ResponderEliminar
  2. Hay mujer, a mi la verdad es que cada que te pones a las reinterpretasiones de los clásicos infantiles sólo me queda aplaudir...

    ResponderEliminar
  3. Qué bonitas rimas. Tu hija debe estar encantada contigo. Un beso.

    ResponderEliminar
  4. Tecla: Espero que lo hagas :) Intento postear más y leer y comentar más pero, de momento, me cuesta, me cuesta :D

    Necio-Hutopo: Y lo que disfruto yo con esos aplausos... :D

    Susana: Yo espero que lo esté y no por esto sólo :)

    ResponderEliminar
  5. Así me gusta... que todos tengamos oportunidad de salir en un cuento!! Claro que sí!!

    Un besitooo

    ResponderEliminar
  6. Me ha encantado el cuento, y por supuesto prefiero tus no personajes a los tradicionales, son mucho más humanos, más reales.

    Besos.

    ResponderEliminar
  7. ¡¡¡Genial como siempre!!!

    Me ha gustado muchísimo este cuento, sobre todo la hadita regordeta y la madrastra amable o_-

    Besotesssssssssssssssss

    ResponderEliminar
  8. A cool girl: Eso, eso, al menos que nos quede algún derecho... :D

    Ernesto: A mí también me gustan más, y no porque sean míos (que también... ejem...) sino porque una se cansa un poco de tanto estereotipo repetido hasta la saciedad :)

    Patri: A mí el hada regordeta también es de las que más me gustan, que ya estaba hartita de tanta hada-top model :D

    ResponderEliminar
  9. Nanny....¡absolutamente maravilloso! Yo quiero ir a ese bosque y conocer a esos que sólo salen en tu cuento porque no son de los cuentos normales...¡qué delicia de relato infantil! Un beso

    ResponderEliminar
  10. Siii!!...

    Me gusta mucho, eso de un gigante chico, un enano alto, etc, etc...
    Te felicito, tienes esa capacidad de narrar historias. Que me recuerdan mi infancia...


    Cariños, te quiero mucho!

    ResponderEliminar
  11. Je! a mi me ha encantado el sapo que le daria un soponcio si fuera principe...Hasta votaría por verlo en algún cuento más de los tuyos ;)

    ResponderEliminar
  12. Me gusta el texto, tiene musicalidad cuando se lee.
    Existen todavía, bosques y brujas y castillos y cuentacuentos ...muy originales.

    ResponderEliminar
  13. Me alucina tu lucidez mental Nanny, tan alejada de mi estado actual... Tuve que leer el final tres veces!


    Un cuento realmente precioso... Un beso muy grande!

    ResponderEliminar
  14. Ya tiene suerte tu hija, ya... Seguro que te pide cuentos así a pares :)

    un beso

    ResponderEliminar

Yo ya he hablado demasiado, ahora te toca a ti...

Karma

  El viejo monje observaba la delicada mariposa posada en su dedo. ‒Una vez fui como tú -le dijo-, y una vez tú fuiste como yo. Lo recuerdo ...