viernes, 28 de febrero de 2025

 


Mi madre tenía una figura de San Pancracio con su correspondiente ramita de perejil mustia y, la mayor parte del tiempo, castigado de espaldas. Como todas las madres y abuelas jugadoras de loterías, ciegos, quinielas y demás, vivía con la esperanza de ganar unas perrillas no para ser rica, no, tan sólo lo justo para vivir con más tranquilidad. San Pancracio cumplía a veces, pocas y muy poca cantidad. A pesar de todo, ella no perdió nunca la fe en el santo.

Mi madre ya no está. 


La última vez que lo vi, San Pancracio seguía castigado, sin perejil y cubierto de polvo. Decidí limpiarlo y girarlo, no merecía el castigo. San Pancracio, al menos, le había regalado ilusión.





viernes, 21 de febrero de 2025

Compras


Amelia se sentó frente al ordenador dispuesta a aprovechar al máximo las ofertas de aquel Black Friday: un móvil para Juan, una consola para Maite, un ereader para Pablito, maquillaje para la abuela y un buen reloj para el abuelo. Para ella, unos pendientes preciosos.
Pasó la tarde eligiendo todo con sumo cuidado y añadiéndolo luego a la cesta.
Cuando acabó fue al carrito para comprobar el pedido y pasó un rato contemplando y verificando. Al finalizar, se quedó contemplando la pantalla unos segundo y después, con un enorme suspiro, eliminó todo el pedido y cerró la página.
―El próximo año ―pensó―. El próximo año seguro que nos irá mejor.
Luego volvió a buscar ofertas de trabajo.


 


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