Hoy
es 11 de junio y el 11 de junio es un día especial en casa porque es
el día en que nació Ayla. O sea que hoy, 11 de junio, es el
cumpleaños de la “enana ya para nada enana” que cumple, nada
menos que catorce añazos como catorce soles. Y, como cada
cumpleaños, toca poner post en su honor. Pero en esta ocasión no
van a ser mis palabras las que leáis, si no las suyas. Voy a poner
un par de textos escritos por ella y chulear un poco de niña
talentosa. Además, la conoceréis mejor a través de sus palabras
que de las mías.
¡FELIZ
CUMPLEAÑOS, ENANA YA PARA NADA ENANA!
Aquí
os dejo los textos. Espero que os gusten.
Otoño
Llega
octubre y el tiempo otoñal con él. Esta estación siempre me trae
buenos sentimientos y sensaciones. Quizás sea por el hecho de todos
los recuerdos buenos que tengo en esta época. Como mi viaje a
Canadá, donde sin explicación lógica las copas de los árboles
seguían verdes. O esas semanas en las que me pongo mala y paso el
día calentita en mi cama. O puede ser también porque me gusta ese
tiempo que no es ni frío ni calor, los cielos grises y las hojas
cayendo hacia el suelo y cambiando a muchísimos colores: amarillo,
rojo, marrón… Paseos por el parque, donde ancianos se encuentran
sentados en los bancos, solo observando la belleza del lugar. Todo
esto siempre me ha traído mucha felicidad, al contrario que el
verano, con ese calor que parece que ni la lava de un volcán podría
alcanzar.
Quizás
sólo soy rara.
Heroína
Helena
era una chica normal, que asistía a un instituto ordinario y con
amigos igual de normales. Aún así, la gente la veía como un bicho
raro. ¿Por qué? Ella nunca se ha enamorado, ni le ha gustado en lo
más mínimo una persona. Todos los chicos que había conocido no
tenían nada que le atrajera.
Pero
todo cambió cuando un día cualquiera llegó a clase y se encontró
a una nueva persona. Era una chica alta, de pelo rubio ondulado y
ojos verde esmeralda. Le cortó la respiración con su belleza. ¿Qué
le estaba pasando? Quería hablarle pero tenía miedo, ¿y si causaba
una mala impresión? Nunca había estado tan nerviosa en su vida. Con
su corazón latiendo a mil por hora, se acercó a ella y,
tartamudeando, dijo hola. O bueno, eso pensó Helena. Porque en
realidad, sólo se había desmayado antes de pronunciar palabra, y la
chica misteriosa había desaparecido. Pero ya lo tenía claro,
encontraría a esa chica que le demostró al fin que tenía la
capacidad de enamorarse, su heroína.
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