De la nada vengo y a la nada me dirijo, y entre una nada y otra nada intento llenar el vacío de un alma que no tengo y una vida que no poseo. Soy consciente, veo y palpo, siento y hablo, gusto y huelo pero soy menos que humano o tal vez más, no lo sé en realidad.
Me arrastro en las tinieblas tristes de un mundo muerto, soy el detrito del detrito, lo más bajo de esta sociedad gris que camina, inexorable, hacia el final. Nos movemos entre el fango de lo que fuimos, nos regodeamos en la memoria de lo que hicimos, vivimos del recuerdo, suspiramos por el brillante ayer y renegamos del oscuro futuro.
Nadie sabe qué ocurrió y, si alguien lo supo alguna vez, nunca lo contó. Conocemos nuestro pasado, lo atesoramos y contamos nuestros antiguos logros con la misma ansia que el avaro cuenta su oro, pero la parte en que todo se derrumba está escondida tras un tupido velo que nadie ha podido mover y si alguien pudo, nunca lo contó.
Las imágenes que aún conservamos de aquel dorado pasado, muestran un mundo que aún podía disfrutar de la luz del sol, una luz que nosotros desconocemos pues está oculta tras negras y oleosas nubes. Había enormes ciudades con amplias calles y bellos parque; nosotros vivimos ocultos en cavernas y simas, rodeados de apestosa fealdad, nada bello crece en este mundo nuestro, todo nace retorcido y deforme. Todo. Incluso nosotros. Nuestros ancestros andaban erguidos, nosotros nos arrastramos. Incluso el más feo de ellos parecía bello a nuestro lado. Nuestros cuerpos han perdido altura, nuestras cabezas son bultos amorfos, nuestras piernas apenas logran soportar nuestro peso y nuestras manos son incapaces de trabajos sutiles.
Primero llegaron las oleosas nubes que ocultaron el sol dejando al mundo sumido en la oscuridad y el desconcierto. Aún andaban preocupados por eso cuando los primeros de nosotros nacieron. Alguna relación parecía haber entre ambos hechos pero nadie fue capaz de encontrarla y el número de “engendros” fue en aumento y el de niños “normales” descendió hasta desaparecer. Plantas y animales siguieron el mismo camino que nuestra especie. Retorcidos, deformes, purulentos, tristes...
El mundo se sumió en la oscuridad y la desesperación. La sociedad se detuvo. Las ciudades murieron. Los países cayeron.
La humanidad empezó su largo camino hacia la nada.
Y en ese sendero estamos.
Surgimos de la nada y hacia la nada nos arrastramos.
Nos creímos dioses y acabamos como demonios.Somos conscientes, vemos y palpamos, sentimos y hablamos, gustamos y olemos pero somos menos que humano o tal vez más, nunca lo sabremos porque la nada está a punto de engullirnos.
El mundo se sumió en la oscuridad y la desesperación. La sociedad se detuvo. Las ciudades murieron. Los países cayeron.
La humanidad empezó su largo camino hacia la nada.
Y en ese sendero estamos.
Surgimos de la nada y hacia la nada nos arrastramos.
Nos creímos dioses y acabamos como demonios.Somos conscientes, vemos y palpamos, sentimos y hablamos, gustamos y olemos pero somos menos que humano o tal vez más, nunca lo sabremos porque la nada está a punto de engullirnos.
Trágico poema que de la nada ha nacido, ¿o tal vez no?
ResponderEliminarEspero que no seas descendiente de Julio Verne...
Impecable estilo narrativo. Saludos.
Esther: No soy descendiente suyo ni de talento :)
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ResponderEliminarPues las previsiones no son mucho más optimistas. El escritor siempre ha sido un cronista... de lo que vive o lo que piensa. Pero mientras aún queda una mínima esperanza. El arte contra el determinismo. El sueño contra la pesadilla.
Emilio: Lo curioso de este caso, Emilio, es que la escritora no cree que el futuro vaya a ser tan negro como muestra mi relato. Igual soy demasiado optimista pero...
ResponderEliminarMe ha maravillado tu texto
ResponderEliminarme quedo en este rincón
Una perspectiva de lo que somos y de donde nos hallamos totalmente desesperanzadora y oscura. No parece ser la visión de la autora, habiendo leído otros de sus textos más afines a su modo de ver la vida y esos cuentos infantiles llenos de luz y color. Más bien parece un ejercicio narrativo en el que se toma una postura y esta es llevada al límite. Para demostrar el poder de las palabras y la mella que pueden dejar en el lector. Si es así, gran trabajo, si no, también. Sin duda, es una exposición de detalles totalmente humanos, ¿Quién no se siente así a veces al ver la crueldad y la indiferencia que nos rodea?
ResponderEliminar¡Abrazo, Dolo!
Muy realista, eso está muy bueno!
ResponderEliminarPues juraría yo que había dado respuesta a los comentarios de Recomenzar y de Edgar pero o mi memoria está peor de lo que yo pensaba o la informática me ha gastado una broma. En fin, repetiremos respuesta:
ResponderEliminarA RECOMENZAR: gracias por visitarme y por querer quedarte aquí. Espero que pases buenos ratos.
A EDGAR: Efectivamente, nada tiene que ver el relato con mi forma de pensar y de ver la vida pero uno no tiene por qué reflejar en las historias su propia realidad, al escribir tenemos que ser capaces de reflejar incluso aquellas cosas que no forman parte de nosotros. Así, pues, es un ejercicio, como tú dices. Aunque yo suelo decir que las historias deciden contarse y yo no tengo mucho que ver en ello :)
Y a ERIC: Muchas gracias, por venir, por comentar y por disfrutar con mis palabras :)
Ahora espero que salgan los comentarios XD