Ataúlfo Buitrago era incapaz de escribir una palabra de manera correcta y, mucho menos, una frase completa. El Sr. Buitrago le daba patadas al diccionario alegre e indiscriminadamente, maltrataba a la ortografía de forma sádica y apaleaba a la gramática sin un atisbo de piedad.
Lo peor de Ataúlfo no es que fuera un ignorante, lo peor de Ataúlfo es que era un ignorante por propia elección que es la peor clase de ignorante que existe en el mundo. Y es que el Sr. Buitrago consideraba eso de la ortografía y la correcta gramática un peñazo y cosa de cursis estirados y se negaba en redondo a aprender y respetar las normas más básicas de la correcta escritura: trastocaba las uves y las bes sin ton ni son, se comía las haches de allá donde iban y las regurgitaba allá donde más le apetecía, con frecuencia instalaba una jota en lugar de una ge o una ge en lugar de una jota. Los acentos tan pronto llovían confusamente sobre varias palabras elegidas al azar como dejaban los textos convertidos en desiertos estériles. Las comas aparecían o desaparecían según su humor. Los puntos y comas le eran casi desconocidos y los puntos no se sabía muy bien para qué los utilizaba. Adverbios, adjetivos y preposiciones eran objeto de continuos agravios y nadie le había presentado, nunca, a la concordancia. En fin, leer un texto escrito por Ataúlfo Buitrago era como entrar en una selva exuberante en la que resultaba casi imposible avanzar sin la ayuda de un enorme y afilado machete.
El final de tal desaguisado ortográfico y gramático llegó cuando la asistenta de Ataúlfo Buitrago lo encontró tirado en el suelo del salón, con el cráneo aplastado por un enorme diccionario que le cayó encima desde una estantería que, al parecer, empujó tras tropezar con unos libros de gramática y ortografía que se encontraron en el suelo, junto a su cadáver. Su cuerpo, además, presentaba múltiples y diminutos impactos producidos antes de su muerte por unos extraños proyectiles.
Nadie se explica cómo llegaron hasta la casa del Sr. Buitrago los libros que provocaron su muerte y nadie entiende cómo fue posible que dichos volúmenes, supuestamente bien custodiados como pruebas del crimen, desaparecieran sin dejar rastro.
A falta de detectives con un mínimo de imaginación que unieran el pasado del Sr. Buitrago con su trágico final, el caso fue archivado como “no resuelto” y así sigue hasta hoy.
Como yo creo que nosotros sí que tenemos imaginación de sobras me parece es innecesario contar quién asesinó a Ataúlfo Buitrago...
ooouch!!! He visto mi propia muerte!!! tendré que ser mas cuidadoso a partir de hoy.
ResponderEliminarUy Nanny qué original...me ha encantado. No se puede dar la espalda a ciertas "herramientas" que hacen que TODO sea más ¿exquisito? Un beso
ResponderEliminarLeer nos puede salvar del apetito espiritual, satisfacer el hambre substancial de búsquedas internas…ojala todas las hambres de esta tierra, quedaran nutridas…Abrazos dulces de alimento utópico, convertible por los deseos en existente
ResponderEliminarCuanta imaginación Nanny. Me encanta tu forma de montar los relatos y la creatividad que desbordas al desarrollarlos.
ResponderEliminarEs lo que le debía ocurrir a Ataúlfo Buitrago, que empeñado en su creación se olvidaba de las normas y de la ortografía.
Por eso se le enfadaron los libros.
Precioso Anny.
Me parece que va a haber muchas más víctimas misteriosas...
ResponderEliminarQué bueno :) No sé de dónde te sacas siempre esos nombres tan rebuscados y raros, pero que no dejan de ser realistas.
ResponderEliminar¡Me gustó!
¡Saludos!
(No me como el signo de exclamación inicial, no sea que "alguien" se enfade y venga a vengarse...)
Pues lo que es yo, me ha encantado sobre todo la parte de ser ignorante por propia elección y cómo ésta es la forma más peligrosa de ignorancia...
ResponderEliminarTnf25: Ser cuidadoso siempre está bien pero dudo mucho que acabes como Ataúlfo ;)
ResponderEliminarWinnieO: No sé si exquisito pero más comprensible, seguro y es que no hay nada más difícil de comprender que un texto con faltas ortográficas y gramaticales.
Kimbertrancanut: Leer también nos despierta el apetito por saber más (al menos en mi caso) y eso es algo muy importante.
Tecla: A Ataúlfo lo que le ocurría es que era, simplemente, un memo voluntario :D
Susana: Yo también me lo temo... y varios miles ;)
Lalaith: Jajajajaja... son rebuscados por que, justamente, "rebusco" hasta dar con ellos. Me encanta ponerles a mis personajes nombres sonoros y algo estrambóticos :D
Necio-Hutopo: Me alegra que te guste especialmente eso porque eso es justamente lo que yo creo: que no hay peor ignorante que aquél que lo es por propia elección. Quien teniendo herramientas a su alcance para saber no las usa comete una grave falta contra sí mismo y contra los demás.
Juas.
ResponderEliminarLe está bien empleado, el diccionariazo.
Mira que hay Ataúlfos Buitrago por ahí sueltos, y su pecado queda siempre impune.
Bueno, pero nadie dice quién ha sido! Quién fue Nanny! Un punto? Una coma? Un pronombre? Un determinante acaso?
ResponderEliminarEspero una pronta solución a este enigma, porque me voy a pasar la noche pensando.
Un beso muy grande preciosa!
Hola Nanny...siento confesarte que fuí yo el llevó en su coche a los asesinos del señor Buitrago y el que les ayudó a escapar. Dado que no estoy físicamente localizable - sólo se me puede encontrar en internet - y dado que los mensajes en un blog no pueden establecerse como prueba judicial, es imposible que se me condene como cómplice. Sí, lo siento, se que es impropio de una persona como yo encubrir una fechoría...pero es que entiendo que Ataúlfo Buitrago se lo estaba buscando. Y no sólo por su falta de respeto a los códigos literarios, ni tampoco porque se considerara escritor sin ser capaz de coordinar dos o tres frases escritas seguidas, no. Se la había buscado porque, esto es posible que no lo sepas, por las noches, disfrazado con un pasamontañas, y con un bate de beisbol, se dedicaba a romper escaparates de librerias e incendiar Bibliotecas. Decía a sus conocidos que debía vengarse de la injusticia de que sus escritos no estuvieran en ellas. Y, en una de esas escapadas vandálicas, Hansel y Gretel, que no habían podido escapar de la jaula de la bruja a tiempo, murieron quemados por Ataúlfo. Sí, se que está mal lo que hice, pero fui yo el que ayudo a escapar a los que acabaron con su terrible y triste existencia.
ResponderEliminarPort
Gracias por tu amable confesión, Port! Ya estaba empezando a sospechar de mí...
ResponderEliminarConfieso:Que seremos más victimas. Dicen que la ortografía se debe cultivar, como quién siembra en un huerto. De lo contrario, no habrá cosecha alguna.
ResponderEliminarMe gustó mucho tu relato.Bella historia. Abrazos para ti.
Pues nada que vengan esos diccionarios, nada que no arregle un buen fuego, a mi...a mi me encontraran preparada que yo si me tomo en serio eso de "cuando las barbas de tu vecino veas arder.."
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