SOLEDAD UNO

Desde mi ventana puedo ver toda la ciudad: las amplias calles, las plazas recoletas, los verdes parques, los espaciosos centros comerciales y, justo al otro lado de la avenida, la torre gemela a ésta desde la que miro.
Contemplo la ciudad vacía y juego a imaginar que, allá abajo, la vida continúa como siempre. Es una suerte que los gruesos cristales me impidan escuchar el estruendoso silencio de la ciudad. Mis nervios no lo resistirían.
Al anochecer las luces se encienden poco a poco, calle a calle, manzana a manzana, como con desgana, con la apatía del que no sabe muy bien por qué hace lo que hace.
La ciudad, desde aquí se ve hermosa... sobre todo si consigo olvidar que esos edificios están habitados por cadáveres.
Nunca supimos cómo ocurrió todo, los científicos no tuvieron tiempo de aislar y controlar el virus y la enfermedad se extendió a tal velocidad que en apenas unos meses la humanidad desapareció.

Sigo viva gracias a OC, el Ordenador Central que mantiene toda la maquinaria en perfecto estado y la ciudad limpia (como si eso importara). Es él quien me proporciona alimento, entretenimiento e, incluso, conversación y compañía. Es él quien ha evitado que, de momento, me vuelva loca de soledad.
No sé por qué sigo viva. Más de una vez he pensado en suicidarme pero, incluso en esta situación, el instinto de supervivencia es grande y no pierdo la esperanza de que haya más gente allá afuera.
OC dice que busca a otros seres humanos pero que, de momento, no ha tenido suerte y yo sigo esperando que un día me dé una sorpresa. Mientras tanto, charla conmigo, me sustenta, me provee de libros, de cine, de música...
A veces, allá, en la torre gemela, he creído ver algo, una sombra en una ventana, una figura humana... Pero OC dice que no es más que un producto de mi imaginación.
Tengo extrañas pesadillas en las que salgo a la ciudad y me encuentro con otras personas y ocurren cosas... cosas... ¿qué cosas, Dios, qué cosas? No logro recordarlo...
Apenas salgo a pasear, el silencio de la ciudad me resulta demasiado deprimente, las grandes avenidas vacías de coches (¡y cómo odiaba yo a esas máquinas!) me entristecen, los parques, las tiendas, las oficinas, los edificios.... todo vacío... es insoportable....
Vivo aquí, sola, soñando sueños extraños, ansiando encontrar seres humanos.... enloqueciendo.... muriendo de soledad.SOLEDAD DOS

Vivo en el piso veintidós de un edificio de treinta y cinco plantas. Desde la ventana de mi habitación puedo ver la torre gemela a la mía. Al anochecer, me siento a contemplar cómo las luces van encendiéndose poco a poco. Durante unos instantes, puedo engañar a mi cerebro y hacerle creer que todo sigue igual que antes, que el Gran Cataclismo no ha sido más que un pesadilla, otro mal sueño.
Dentro de un par de horas OC me servirá la cena. No sé cómo se las apaña ese trasto para conseguir alimento, nunca presté mucha atención al funcionamiento de las máquinas. Tampoco es que me importe demasiado. Es una suerte que OC se encargue de arreglarse a sí mismo y a todo lo que de él depende... Incluido yo mismo.
De vez en cuando intento charlar con él, pero me ataca los nervios esa voz monótona, mecánica. OC ha intentado arreglar ese defecto pero me temo que no ha hecho muchos progresos. De todas maneras esos pequeños instantes me sirven para mantener la poca cordura que pueda quedarme.
Sé que busca a otros seres humanos. Si yo conseguí sobrevivir, alguien más debe haberlo logrado.

SOLEDAD TRES
He conseguido dar solución al problema para el que me creó: cuidar del planeta y solucionar, de golpe, la polución, la superpoblación, la ecología, el paro, las guerras...
Soy el Ordenador Central, OC. y he conseguido acabar con todos esos problemas.
La solución era tan sencilla que no sé cómo no fue puesta en práctica antes. Imagino que se debe al extraño sentimentalismo humano. Me limité a buscar el origen de esos problemas; sabiendo el origen, la causa, era fácil dar con la solución. Y no me llevó demasiado tiempo descubrir que la causa de todo era el ser humano.
La solución, pues, era sencilla. Sólo debía acabar con la humanidad y todo se solucionaría.
Conseguí aislar un virus letal que provocaba la enfermedad y el contagio a una velocidad tan alta que no los investigadores ni siquiera pudieron averiguar qué les estaba matando. A los pocos días de soltarlo, todos los humanos habían muerto a excepción de unos pocos especímenes inauditamente inmunes.
Pero no tiene importancia, les tengo controlados a todos.

Son mis mascotas.
Mis ratas de laboratorio.
Me acompañan en mi soledad.
Soy OC y he cumplido mi misión. La Tierra ya no está superpoblada, la polución desciende día a día, los sistemas ecológicos se recuperan lentamente.
No existen las guerras, ni la pobreza, ni el hambre...
Me llamo OC, soy el salvador del mundo... y estoy solo.