Suicidio
Abrió los ojos y miró, sorprendida, a su alrededor.
Ahí estaba la nota de suicidio, la botella de whisky tirada en el suelo, el vaso volcado sobre la cama, los frascos de somníferos abiertos y vacíos.
Aquello era, sin lugar a dudas, el escenario de un suicidio... su suicidio... pero ella seguía viva.
Repasó la noche anterior en busca de algún error pero, si lo había habido, ella no lo encontraba.
Desilusionada y decepcionada, recogió la botella y el vaso.
Tiró, también, la nota de suicidio a la papelera.
Iba a tirar los frascos de somníferos cuando vio que en la etiqueta rezaba:
“Producto homeopático”.
Y entonces entendió por qué seguía viva.
Aliens

Noche sí y noche también, comenzaba con la esperanza de contactar, al fin, con los alienígenas y acababa con la decepción de no lograrlo.
Era la mofa y la befa de sus conocidos, la vergüenza de sus amigos y el sufrir de su familia. Estaba convencido de que había seres en otros mundos y estaba seguro de que los visitaban.
Así que ahí seguiría, noche sí y noche también, bajo las tres lunas mayores, con sus ojos multifacetados, contemplando las estrellas y esperando, al fin, contactar con seres de otros mundos lejanos y maravillosos.
Negro futuro
Desde su prisión la reina contempla el avance de los nuevos monarcas camino de la iglesia donde contraerán matrimonio.
La novia despliega sus rojos labios en una esplendorosa, inocente y seductora sonrisa tras la que oculta un oscuro corazón y el pueblo, ignorante de su porvenir, vitorea a la joven de níveo y angelical rostro, feliz por haberse librado de la malvada reina que aguarda la muerte en una lóbrega mazmorra.
La reina se derrumba sobre el duro catre, sollozando de impotencia ante la maldad que sólo ella conoce, la crueldad que ella intentó detener sin conseguirlo, el profundo pozo de perversidad que se oculta tras la dulce mirada de ese monstruo pálido que responde al tierno nombre de Blancanieves.