sábado, 9 de enero de 2016

El esclavo



Se  lo suplico, amo, no me dé la libertad. No la quiero. No me sirve. Por favor, se lo ruego, permítame quedarme aquí, a su lado. Aquí nací, aquí crecí, aquí he vivido y le he servido fielmente durante toda mi vida, no me lance ahora a la libertad, solo, ignorante e indefenso.
No quiero la libertad, amo, de verdad, no la quiero. ¿Para qué va usted a dármela si no sé qué hacer con ella?
Dicen que ahora, siendo libre, podré ir dónde quiera, trabajar para quien me apetezca, vestir como desee, hablar sin pedir permiso, que no tendré que arrodillarme, que no sufriré castigos, que no hay nada como el sabor de la libertad. Eso dicen pero yo les digo: ¿y qué me importa? Yo no quiero ir a ningún sitio que no sea este, ni trabajar para nadie más que para usted, amo. Para vestir no necesito más que lo que usted me da y, en cuanto a hablar, ya sabe usted que me enredo con las palabras. No me importa arrodillarme ante usted y sufro los castigos sin rechistar porque son siempre merecidos. 

Además... ¿quién es realmente libre? Ni siquiera usted, amo y, si me apura, ni siquiera el emperador. Todos los hombres tienen obligaciones, responsabilidades, restricciones, leyes que los controlan, familia que los necesitan, amos a los que servir...
Dicen que no hay nada como la libertad, amo, pero yo no la deseo, de verdad, amo, no la quiero. Y si se empeña usted, deje que mi primer acto como hombre libre sea romper esta carta de libertad y que siga siendo su esclavo.
No me dé la libertad, amo, no me la dé, no la quiero, no me sirve, no sé qué hacer con ella...





5 comentarios:

  1. Siempre lo he dicho. Nada más patético que el esclavo orgulloso de su condición.

    ResponderEliminar
  2. Incluso ser libre conlleva responsabilidades. No todo el mundo está dispuesto a asumirlas. Es un buen análisis.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Y no es algo tan antiguo, me recuerda mucho a situaciones que vivimos en nuestra actividad cotidiana.
    Un beso, bruji.

    ResponderEliminar
  4. Es una situación que nadie quiere cambiar de vida de lo que se acostumbra. Un saludo

    ResponderEliminar
  5. Todos somos esclavos (incluso de nuestro cuerpo como bien dijo el filósofo), por lo que todos queremos ser libres, liberarnos.

    ResponderEliminar

Yo ya he hablado demasiado, ahora te toca a ti...

OFRENDA

  El anciano arrastró su viejo cuerpo al interior del templo, llevaba en sus manos artítricas un pequeño cesto con fruta y pan, su ofrenda d...