sábado, 20 de enero de 2018

Coherencia


— Si vienes conmigo al pasado —dijo el viajero del tiempo— podrás cambiar todo lo que no te guste de tu presente.
Jorge dio un primer e impulsivo paso hacia adelante y luego se detuvo pensativo.
— Hum -—dijo Jorge, que era muy de “hums”—, si yo hubiera ido al pasado para cambiar el presente tendría que recordarlo, ¿no?
— No sé —dijo el viajero del tiempo cruzando los brazos en muestra de impaciencia—, nunca se me había ocurrido pensar en ello. Yo es que pienso poco, la verdad.
— Hum —volvió a repetir Jorge, que ya hemos dicho que era muy de “hums”—, pero el caso es que yo no recuerdo haberme encontrado conmigo mismo.
— Bueno —replicó el viajero del tiempo mientras excavaba en su oreja derecha—, quizás no te reconociste.
— Hum —insistió Jorge, que también era mucho de insistir—, es un buen punto, pero... —Jorge dejó la frase en el aire mientras miraba un mensaje que le acababa de llegar.
— ¿Pero? —inquirió el viajero que ya empezaba a impacientarse.
— Pero aunque no me hubiera reconocido tendría que recordar el mensaje que me había dado y cambiar mi vida, ¿no?
— Supongo —dijo el viajero ya con cara de hastío.
—Luego, una de dos, o no viajé al pasado o después del viaje sufrí un ataque de amnesia que no me permite recordar nada, ¿no te parece?
— Supongo —repitió el viajero abriendo la boca en un enorme bostezo.
— Hum —repitió Jorge su palabra favorita.
—¿Hum? —inquirió el viajero.
Jorge, pensativo, metió la mano en el bolsillo de su chaqueta, donde llevaba, vaya usted a saber por qué, una pequeña pistola.
Y, sin más, sacó la mano y la pistola del bolsillo, apuntó y disparó al viajero del tiempo que cayó al suelo y pasó al otro lado aún con cara de sorpresa.

 — Lo lamento mucho —dijo Jorge al viajero muerto—, pero siempre he sido un defensor del principio de autoconsistencia de Nóvikov.... Hum.

Karma

  El viejo monje observaba la delicada mariposa posada en su dedo. ‒Una vez fui como tú -le dijo-, y una vez tú fuiste como yo. Lo recuerdo ...