miércoles, 10 de noviembre de 2010

Identidad


Ernesto no le dio mucha importancia a la pérdida de un par de minutos al día. Luego pasaron a ser dos o tres horas diarias y empezó a preocuparse, pero no lo suficiente. Pasado un tiempo las pérdidas aumentaron a varios días y entonces quiso investigar por dónde y h acia dónde se le estaba escapando el tiempo. Cuando pasó a perder semanas, la preocupación se volvió terror. El día que descubrió que ese tiempo que él creía perder era vivido por otro, el terror se volvió rabia y frustración.


El otro”, como él lo llamó, había decidido escribir un diario y dejarlo donde Ernesto pudiera encontrarlo con la idea de que saber qué ocurría con su tiempo perdido le seriviría de consuelo. Pero el efecto que tuvo en Ernesto, siempre posesivo y celoso de lo suyo fue justamente el opuesto. Sin lugar a dudas la vida de “el otro” era mucho más intensa, interesante y feliz que la suya pero eso no justificaba el robo de su tiempo, pensó Ernesto. Esos minutos, días y años eran suyos y nadie tenía derecho a robárselos.



En el mismo diario que “el otro” le había dejado decidió conminarle a devolverle cada uno de los segundos de los que le había despojado.


“El otro”, por supuesto, hizo caso omiso a su petición.


De modo que Ernesto decidió acabar con esa historia de la única forma que podía. Tras leer en el diario la negativa del “otro” a devolverle lo que era suyo, Ernesto tomó una pistola, apuntó a la cabeza y disparó.


Días después el otro” despertó en el hospital con el cráneo vendado, una leve sonrisa y toda una vida por delante.

16 comentarios:

  1. Tremendo. Qué bien has reflejado una situación que a todos se nos repite....ese tiempo que se nos escapa...Me ha encantado. Besos

    ResponderEliminar
  2. Coincido con mi antecesor, tremendo

    ResponderEliminar
  3. muy bueno.......... el tiempo... se nos escapa, cada vez más rápido

    ResponderEliminar
  4. todo se repite más después que antes,el tiempo hay que ir solapándolo para pillarlo.

    ResponderEliminar
  5. el tiempo solo es humo, y más humo; en el que hay que saber flotar y divertirse.

    ResponderEliminar
  6. Excelente juego de espejos, vayan mis felicitaciones!
    Un abrazo desde Buenos Aires.
    Humberto.

    ResponderEliminar
  7. Es terrible. Yo a veces también pienso que alguien me roba tiempo.;) Un beso.

    ResponderEliminar
  8. No se no escapa nada...vivimos conforme queremos o nos dejan...nadie vive la vida por nosostros...cada cual vive la suya.
    Un saludo y muy bueno

    ResponderEliminar
  9. Nanny: Estos son los cuentos que me dejan con las ganas de seguir leyendo. Me encantaría una versión extendida.

    a veces creo que cuando nos detenemos un momento a descasnsar de la rutina, uno puede darse cuenta que fué el propio ladrón de su tiempo o al menos que ha gastado parte de él en cosas que no lo valían. Besos

    ResponderEliminar
  10. Hay gente así... Sonsa (por no poner palabras más fuertes en horario de protección al menor)

    ResponderEliminar
  11. BRAVO!!!!! me enacanto, es que vi la sonrisilla del Otro!!!

    ResponderEliminar
  12. Magnífico, impactante e inquietante relato. Menos mal que lo he leído. Sentía un impulso de comprar un diario...Creo que no lo haré, no vaya a ser que...

    Incido en mis primeras palabras, magnifico relato. Menos mal que he encontrado unos minutos perdidos para acercarme a leerlo.

    Besos y abrazos.

    ResponderEliminar
  13. que gusto da leerte. y no sé por qué no lo hago más a menudo.
    besos

    ResponderEliminar
  14. Es buenísimo, en serio. Me ha encantado.

    biquiños.,

    ResponderEliminar
  15. Muy bueno, el juego del tiempo, de los espejos de Borges.

    ResponderEliminar
  16. Benísimo relato. ¿Pero contra quién disparó el uno o el otro?. Me acuerdo de la película de Claude Lelouch "Los unos y los otros". ¿Somos uno, unos o los otros?

    ResponderEliminar

Yo ya he hablado demasiado, ahora te toca a ti...

Karma

  El viejo monje observaba la delicada mariposa posada en su dedo. ‒Una vez fui como tú -le dijo-, y una vez tú fuiste como yo. Lo recuerdo ...