jueves, 10 de diciembre de 2009

Pasillos

Inspirado por este post de Martha.


Le habían advertido que era muy fácil perderse en el laberinto de pasillos de aquel edificio, por eso había tenido el buen cuidado de fijarse en el camino que había seguido hasta llegar al despacho del que acababa de salir. Con lo que no había contado es con que aquella oficina tuviera dos puertas y la hicieran abandonarla por una diferente a aquella por la que había entrado.


No se preocupó demasiado, después de todo, pensó, por laberíntico que pudiera llegar a ser el edificio, no podía tardar mucho en orientarse o en encontrar a alguien que la orientara. Lo más sencillo hubiera sido volver a entrar y preguntar el camino al ocupante del despacho pero, recordando la cara de malas pulgas que tenía el interfecto, la joven prefirió echar a andar animosamente por aquellos largos, ominosos y silenciosos pasillos.


Veinte minutos más tarde seguía perdida y comenzaba a sentirse preocupada. No lograba reconocer nada. No conseguía averiguar qué rumbo debía seguir. Los despachos junto a cuyas puertas pasaba estaban vacíos. No se había cruzado con nadie en todo ese tiempo. Empezaba a sentir unos casi irreprimibles deseos de gritar.



Cincuenta minutos más tarde, la preocupación iba dando paso al miedo (o, para ser más exactos, el miedo apartaba a la preocupación de su camino a base de fuertes empellones y codazos).Había encontrado un ascensor y, suspirando aliviada, decidió entrar en él y bajar a la planta desde la que, suponía, había subido. Cuando la puerta se abrió en lo que ella creía la planta baja, en lugar del ajetreo de sus compañeros, de la luz solar y del rumor de voces humanas, se encontró con la humedad, el silencio y el olor a moho de un oscuro sótano. Ni siquiera se atrevió a salir del ascensor. Había lugares en que las sombras parecían moverse y arrastrarse y sintió pavor. Apretó con urgencia los botones, la puerta se cerró y volvió a subir a la planta superior para volver a encontrarse con los mismos pasillos y puertas.


Tras hora y media de estar recorriendo pasillos, abriendo puertas y buscando gente, el miedo había salido corriendo a toda velocidad y había dejado en su lugar al pánico. Daba igual que subiera o bajara escaleras, daba igual que fuera a izquierda o a derecha, todo parecía idéntico. Parecía que lo único que hacía era dar vueltas y más vueltas en el mismo lugar. Una vez, al entrar en el pasillo donde se encontraba el ascensor, vio a una mujer entrando en él. La joven intentó atraer su atención a gritos pero la otra no pareció darse por enterada.



Tres horas más tarde todo seguía más o menos igual... a excepción de sus nervios, su ropa, su peinado y su cordura. Ahora ya sabía que no había salida. Nunca la había habido.


Lo había descubierto diez minutos antes.


Había entrado en el baño en busca de agua. Alguien lloraba tras una de las puertas. Por fin había encontrado a alguien. Tal vez supiera cómo salir de allí. Se acercó con cautela. Tocó suavemente en la puerta. Los llantos cesaron pero nadie abrió.


Tomó aire y, lentamente, empujó la puerta. Le pareció escuchar un débil no, no, no lo hagas pero siguió abriendo, tenía que hablar con alguien, tenía que preguntarle a alguien cómo salir de allí, no podía dejar pasar la oportunidad de escapar.


Cuando la abrió del todo se encontró con una mujer que ocultaba el rostro tras sus manos crispadas. Sus ropas le parecieron conocidas. Su pelo, también. Incluso su perfume le recordaron a algo. Le cogió las manos y, despacio, logró separarlas y ver su cara arrasada por las lágrimas.


Entonces supo que nunca, jamás, saldría de allí. Entonces supo que el horror tan sólo acababa de comenzar. Porque el rostro que la miraba llena de tristeza, miedo y angustia era su propio rostro.


Salió corriendo y gritando de allí.


Escapó de aquella visión de sí misma.


Luego se hundió en el frío y protector abrazo de la locura.





16 comentarios:

  1. Que agobio, coooooñ....!!! Joer, parecía que el que iba por los pasillos sin encontar la salida era yo mismo... Que bueno! No me estreaña que al final perdiera la cordura, no señor...

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  2. Me has recordado las obra de Kafka El Laberinto.

    "Tres horas más tarde todo seguía más o menos igual... a excepción de sus nervios, su ropa, su peinado y su cordura. Ahora ya sabía que no había salida. Nunca la había habido."

    Para mi gusto yo la habría dejado aquí.

    No obstante, tampoco está mal el qque siguieras para aumentar la intensidad de la angustia.
    Es un texto excepcional Nanny.
    Extraordinario.

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  3. Woow... cómo me gusta este texto!

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  4. Steve: Iba a decir que lamentaba haberte agobiado pero, pensándolo bien, me alegro porque eso quiere decir que mi relato está mejor de lo que yo pensaba :)

    Tecla: No conozco esa obra de Kafka, tendré que intentar leerla. Tienes razón, quizás debí dejar el relato en el punto que dices. Es un buen final pero la historia siguió empujándome un poco más allá y son ellas quienes mandan, no yo :)

    Tesa: Me alegro :)

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  5. Tengo una pesadilla en la que estoy en un hotel y no recuerdo el número de mi habitación. Se ve que yo también estoy a punto de la locura.;) Un beso.

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  6. Vaya, al final no ha hecho falta que me avisaras de cuándo lo escribirías, porque lo he descubierto yo solita! ^^

    ( Porque ¿es este, no??)

    Jeje, me ha gustado muchísimo...Aunque me he agobiado un poquillo leyendo, pensando que está basado en algo que ¡me pasó a mi! Fu!

    Cuando estaba leyendo lo de la mujer, iba recordando paso a paso esos momentos tal cual los había vivido y pufffff! Menos mal que mi historia no continuó como tu relato y yo si conseguí salir de allí!!

    Después de esto, creo que me voy a negar en rotundo a volver a entrar al dichoso palacio ese! Jeje!


    1 besico, guapa!

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  7. Anda pues... La verdad es que yo me habría hecho la plática... Digo, seguro tendría una conversación muy interesante conmigo mismo... Y, quien sabe, tal vez entre yo y yo lográramos encontrar la salida... Eso o terminmaríamos por formar una multitud de yos y una sociedad verdaderamente original... Cuando menos...

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  8. Que abrumador, por lo general los pasillos son fríos, silenciosos y oscuros. Ideal para sembrar el terror, en cualquiera. Son como un laberinto, sabes dónde comienza, pero no. Dónde acaba.

    Qué horror...

    Cariños, Nanny
    Gracias por tu escrito.

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  9. oju! es increible como de una formas tan sencilla has creado una situacion espeluznante..impresionante, de veras me ha sobrecogido. FElicidades.

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  10. En mi blog hay algo para ti. Un besote

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  11. Final buenísimo¡¡¡¡ Es sorprendente cómo la locura resulta apaciguadora después de una historia tan pavorosa...Casi parece hasta el único final feliz posible.....Muy buen juego con las emociones.....

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  12. ¡¡¡Ajjjj!!! ¡Qué claustrofobia! Pero me encanta.

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  13. A mi, me pasa eso y directamente... me tiro por una ventana!! Al menos así saldría, no??

    Un besitooo

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  14. Encontrarse a sí mismo en general ha tednido buena prensa a lo largo de la historia, es como sentirse bien en algun punto de tu vida. Pero este magnifico cuento nos muestra el lado oscuro, que es cuando uno toma conciencia de su propia locura y al parecer ya no hay punto de retorno. Besos y felicitaciones.

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  15. Me ha chiflado, como siempre, eres genial escribiendo.

    No sabes el gusto que da volver y ver que sigues igual. Te he echado de menos guapísima

    Besotessssssssss

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Yo ya he hablado demasiado, ahora te toca a ti...

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