sábado, 12 de septiembre de 2009

La promesa

Antes de dejar mi relato de hoy paso a transmitir una petición. Desde hace un tiempo (no mucho) colaboro en una web de cuentos infantiles (EnCuentos); hace unos días Liana (escritora, colaboradora y persona que contactó conmigo para pedirme mi colaboración) me preguntó si tenía amigos que escribieran y quisieran, también, colaborar. Y, claro, como yo tengo muchísimos amigos blogueros que escriben, que disfrutan escribiendo y que, además, escriben muy bien pensé que lo mejor era comunicarlo a través de mi blog. O sea, al grano, que si a alguno de quienes habitualmente (o no tan habitualmente) me sufren, le apetece escribir (o ya escribe) cuentos infantiles, poemas para niños, adivinanzas o trabalenguas, pues que se pase por EnCuentos o envíe un e-mail a la siguiente dirección: info@encuentos.com o, si les resulta más cómodo, que me escriba mí (nannytataogg@gmail.com) y yo me encargaré de que Liana se ponga en contacto con quien sea...

Mira que me lío a veces para decir una tontería ¿eh? En fin... ahí va el post de hoy :D



El viejo marinero pide a sus hijos que sitúen su cama junto a la ventana que da al océano y que la dejen abierta de par en par, permitiendo que entre el olor, el sonido, el frío y el sabor del mar.


Hoy se cumplen cincuenta años de la promesa que hizo el día en que estuvo a punto de morir ahogado.


En aquel entonces -por supuesto- era joven, muy joven, hacía un año que se había casado, su primer hijo venía en camino, tenía toda una vida por vivir así que, desesperado, suplicó al mar que le perdonara la vida. Angustiado, rogó al océano que le dejara marchar. Sollozante, le prometió entregarse a su húmedo abrazo cuando sintiera que se había cumplido su tiempo sobre la tierra.

Sorprendentemente, el mar le permitió vivir. Quizás le conmovieron sus palabras. Tal vez lo convenció su juventud. Acaso, sencillamente, el longevo piélago decidiera, en aquel momento, hacer gala de un instante de piedad. Sea como fuere el -entonces- joven marinero pudo volver con su esposa, su familia y su futuro.


Cincuenta años más tarde, el -ahora- viejo marinero pide a sus hijos que dejen abierta la ventana junto a su cama, aquella que da justo al vecino mar. Luego, sacando energías de donde creían que no quedaba, firmeza de donde nadie se imaginaba y un empuje que nadie esperaba, el anciano logra que sus hijos lo dejen a solas en su lecho de muerte.


Uno a uno se despiden, entre lágrimas y protestas, pero obedeciendo al padre, como siempre han hecho, hasta mañana, le dicen, volveremos a primera hora. Adiós, hijos, les despide el padre.

La puerta se cierra tras el mayor de los hijos.


El viejo marinero respira hondo, aspira el olor a sal, a yodo, a profunda oscuridad y, cerrando los ojos, espera con tranquilidad la llegada del mar que viene, sin prisas pero con fuerza, a cobrar la deuda contraída hacía cincuenta años.


Sus hijos, al retornar, tan sólo encontrarán una cama empapada en agua salada y unas algas ocupando la almohada donde debería reposar la anciana cabeza de su padre.




12 - Boga boga.mp3 -




16 comentarios:

  1. ¡Qué tristeza de bello relato!...Me has encogido el alma....Adoro el mar...y sus historias...Besos

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  2. Cuanta ternura.
    Me hace llorar.
    Eres poesía narrativa Nanny.
    Te doy un gran abrazo.

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  3. Qué triste, pero a la vez, qué bonito.

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  4. hacernos mar, y bogar y bogar

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  5. Es triste pero, si al menos cada uno pudiera vivir hasta pensar sinceramente que hemos cumplido nuestro papel con los que nos rodean, viviríamos más tranquilos ¿no?. Me ha gustado mucho.

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  6. WinnieO: Me alegra que te haya gustado. Yo también adoro el mar...

    Tecla: Muchas gracias, niña, viniendo de ti eso de la poesía es todo un piropo :)

    Tesa: Tú lo has dicho :)

    Amor y libertad: Hacernos mar y dejarnos bogar...

    Kotinussa: Viviríamos más tranquilos y supongo que también moriríamos más tranquilos. Sería estupendo poder decir: ya he cumplido, puedo irme en paz pero me pregunto cuantos son/somos capaces de, como mínimo, pensarlo.

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  7. Me gustaria que mi final,fuera asiiiiiiiiiii
    Nanny,eres maravillosa.

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  8. ¿Que mejor lugar para un marinero que una tumba de sal? ( ¡y lo que les ahorro en sepelio a los hijos...!), además seguro que fue a un cielo de sirenas por su coraje y el honor a su palabra, como todo un caballero de los de antes

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  9. Qué bonito. Seguro que murió feliz. Un beso.

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  10. Me gusta ese relato en que se escuchan las olas del mar por la ventana, tuvo suerte ese marinero, toda su vida navegando y cuando llegaba a casa con vistas al mar. Un besote.

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  11. NANNY
    Con lo sensible que ando hoy, me haz hecho llorar. Excelente texto, ideal para compartir con los enanos. Felicidades, por eso...

    Un abrazo gigante!!

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  12. Pues aunque sea una muerte (que no es algo agradable) me ha parecido preciosa!! :)

    Un besazooo

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  13. ... una despedida suave y tranquila... hummm, me gusta el olor que ha dejado en mis ropas... huele a sal, huele a mar...

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  14. Aysss.... suerte anoche regreso mi marinerito que sino leer este cuento me hubiera oprimido el corazón. Pero es un bonito relato y como siempre me ha encantado leerlo.
    Un besazoooo

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  15. "...respira hondo, aspira el olor a sal, a yodo, a profunda oscuridad" La descripción de olores debe ser de lo más dificil en la literatura, esto que has escrito es una perla digna de guardarla junto a "El último encuentro" de Sándor Márai y "El perfume" de Patrick Süskind. Hermoso. Besos

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  16. Wow!......y deja te digo que este tipo de historias, como al de Naturaleza Muerta de Mecano me gustan mucho, el que el mar reclame para si me parece fascinante…muy bello relato, y espero algún día subir las montañas para salir del valle en el que vivo y volver también al mar….HERMOSO!

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