domingo, 5 de julio de 2009

Destino


-Ya estoy harto, la vida me depara grandes cosas y las quiero ahora. Voy a encontrarme con mi destino- declaró Wenceslao. Y, cogiendo su chaqueta, se largó rumbo a la O.C.P.A. (Oficina Central de Personalizaciones Antropomórficas) para que se lo presentaran.


Una vez allí, buscó en el directorio y, tomando el ascensor, se dirigió hasta las oficinas de las Moiras, lugar en el que, según le habían indicado, le pondrían en contacto con su sino.


Las oficinas de las tres hermanas son -en contra de lo que muchos imaginan- amplias y luminosas. Tras atravesar las acristaladas puertas, el visitante se encuentra ante tres grandes puertas: la primera adornada con una antigua rueca -el símbolo de Cloto-, la segunda luce una pluma -el de Láquesis- y en la tercera y última se puede ver una balanza -el de Átropos-.


Wences, que ya venía bien informado de todo, se acercó con paso decidido a la puerta de Láquesis (la que asigna el destino/la que tira la suerte) pues estaba claro que era allí donde iban a ponerlo en contacto con su Anagké (vale, podía haber dicho simplemente destino pero eso de Anagké le da como glamour... ejem...).


En la recepción, una hermosa señorita, vestida con un albo peplo y peinada al más puro y antiguo estilo heleno, tomaba nota de los demandantes y, pasados unos minutos, los hacía pasar a unos pequeños habitáculos donde, por fin, se encontraban cara a cara con su destino.


La emoción de Wences crecía por momentos. Tras dar su nombre en recepción, se sentó a esperar. Entretanto se distrajo observando los diversos tipos de destinos que por allí pululaban: destinos hermosos, destinos sublimes, destinos románticos, destinos gloriosos... Contempló, extasiado, orgullosos destinos cargados de medallas, destinos llenos de sabiduría, destinos pletóricos de fama, destinos opulentos. Allí sentado, pensaba que, sin ninguna duda, alguien como él se merecía un destino tan bueno o mejor que cualquiera de aquellos que desfilaban ante sus ojos. Se removía en su asiento de impaciencia, ansioso por ver qué le esperaba tras aquellas puertas.


Cuando llegó su turno, Wences se levantó exultante. Sonrió a la hermosa recepcionista y, siguiendo sus instrucciones, se dirigió a la habitación de la derecha.


Se sentó. Se levantó. El gran Wenceslao Balvaneda recoge el Nobel de la Paz. Se volvió a sentar. Se removió en la silla. El afamado escritor Wenceslao Balvaneda es aclamado como el mejor autor de la historia. Zapateó con nerviosismo. Se mordió las uñas. El actor Wenceslao Balvaneda recibe su séptimo Oscar. Se levantó. Se volvió a sentar. El héroe de guerra Wenceslao Balvaneda es condecorado por el Jefe del Estado. Estaba más nervioso que en su primera cita -y ese día estuvo muy nervioso-. Seguía imaginando un gran destino y sonreía embobado por su ensoñación cuando notó unos golpecitos en su hombro derecho.


Wences se giró emocionado y feliz... y la sonrisa se le heló en la cara.


Ante él se encontraba un hombre de esos que olvidamos antes de haberlos visto: mediocre, traje gris necesitado de plancha, bajito y -esto, no se sabe por qué, le impactó especialmente- calvo. Un hombre de aspecto apocado, triste, anodino.


-¿Don Wenceslao?- dijo el hombre casi en un susurro- Mucho gusto. Soy su destino.


Y Wences, apesadumbrado, se preguntó si Átropos se compadecería de él.




19 comentarios:

  1. ¡Genial, Nanny! Hago la lectura en clave moral y llego a la conclusión de que los seres humanos tenemos una tendencia irrefrenable a ejercer de pardillos. Tantos humos...

    Lo bueno es como lo cuentas, con ese puntito de ironía y ese puntazo de humor.

    Un gran abrazo, amiga.

    ResponderEliminar
  2. (Por fin puedo responder a los comentarios, puff :)

    Suri: A los humanos nos resulta fácil creer que estamos destinados a grandes cosas, nos encanta sentirnos tan importantes, aceptar que la mayoría no pasaremos de personitas grises y normales no es algo que todo el mundo acepte así como así. Vamos que, efectivamente, la somos la mar de pardillos :D

    ResponderEliminar
  3. Es verdad, tendemos a pensar que somos diferentes y que nos tocarán cosas buenas, pero gracias a eso también podemos seguir adelante, la vida toda teñida de realidad y de los golpes que te da es desesperanzadora. La ilusión nos empuja a seguier hacia adelante.
    Besos

    ResponderEliminar
  4. Nanny me ha encantado...y asustado...¿qué nos deparará nuestro destino? No sé...yo creo que esto va a ser una cuestión de fé...que sea lo que tenga que ser ¿no te parece? porque sino como que me voy a volver tonta imaginándome como Wences y luego fíjate...así que mejor...."aspiraré a poco y así me sorprenderé más". besos

    ResponderEliminar
  5. jajajaaj esperemos el hombre no sea de los que organiza un griterio en la oficina cuando la respuesta no es la que esperan, aunque yo diria que tampoco ha sido demasiado mala...hambre el hombre no va pasar en su vida, ya es mas de lo que puede decir la mitad de la humanidad.

    ResponderEliminar
  6. Hell: Cierto que hay que perseguir los sueños y las ilusiones y luchar por ellos... y también es cierto que, muchas veces, hay que saber ser realista y renunciar a esos sueños o reconducirlos hacia otras cosas. Si no, piensa en esa cantidad de "frikis" que se creen buenos cantantes y acaban haciendo el ridículo por las televisiones (por poner un ejemplo).

    WinnieO: No te preocupes por tu destino: no existe tal cosa. El futuro nos lo construimos nosotros día a día, no hay nada predeterminado ni inamovible :)

    Beatriz: Huy, no, el pobre Wences es tan apocado como su destino y se fue directamente a Átropos a pedirle que cortara el hilo de su vida... Eso sí, no pienso contar si le hizo caso o no :) Y tienes razón, son ganas de quejarse, los hay mucho peor que él.

    ResponderEliminar
  7. Muchas veces nos toca enfrentarnos a una vida, que no elegimos, tampoco se nos entregó. Los factores que poseemos, son fundamentales, a la hora de enfrentar eso, que llamos futuro.

    Por mucho que nos esforcemos, no conseguimos obtener ese resultado,del cual esperamos. Muchas veces llevándonos a la decepción.

    Un exclente relato, como siempre.

    Besitos, Nanny!

    ResponderEliminar
  8. "un hombre de esos que olvidamos antes de haberlos visto"

    Me encanta esa descripción. Y esta frase, muy Nanny:

    "vale, podía haber dicho simplemente destino pero eso de Anagké le da como glamour... ejem..."

    El destino no esta escrito, lo escribimos nosotros, sobre la marcha.
    :)
    Besos

    ResponderEliminar
  9. Lo bueno que puede tener prever el destuno es que siempre podremos cambiarlo...

    Sabes dónde deje mi sombrero de quitar?

    ResponderEliminar
  10. Jajajajaja!!! Poooobre Wenceslao...

    La verdad es que cualquiera de nosotros podría ser Wences... menos yo, que me merezco un super destino... jajajaja!!!! Ains... estos humanos... ;P

    Besotes!!!

    ResponderEliminar
  11. Nos creemos más de lo que verdaderamente somos, aunque en muchos casos cuesta llegar a ser lo esencial... personas. Un beso.

    ResponderEliminar
  12. Lo malo de creer en el destino es que te hace terriblemente conformista ¿no? Si te lo crees, lo asumes, te resignas y te dejas llevar.

    Yo creo que la vida da giros inesperados en cualquier momento. Seguro que cualquiera de nosotros tiene experiencias en ese sentido.

    Besos.

    ResponderEliminar
  13. El ansioso y arrogante Wenceslao creía que con la etiqueta de su nombre bastaría para alcanzar una vida de gloria como quien cree que poniendose ropa de primera marca lucirá mejor. Pero no Hay que trabajar un poquito para alcanzar aquello para lo que creemos estar destinados. Muy inteligente y muy instructivo el cuento, no has dejado nada librado al azar. Te felicito. Besos

    ResponderEliminar
  14. Genial Nanny, todos soñamos un destino sorprendente y al final todos acabamos en la mediocridad.
    Pero lo que importa es que a nosotros nos parezca brillante.
    Y seguro que lo es.

    ResponderEliminar
  15. Te has superado de nuevo, texto estupendo, verdadera lección de mitología, abre a la reflexión, hace guiños a las brujas de Macbeth y, por si fuera poco, se lee con agrado. Chapeau.

    Besos

    ResponderEliminar
  16. Muy interesante. La pregunta que me queda es ¿si al saber que su destino era ese tenía manera y forma de evitarlo y hacer de él lo que había soñado en un principio?.
    Besos

    ResponderEliminar
  17. Saqysay: Cierto que muchas veces, llevados por las circunstancias o las personas, nos toca una vida que no elegimos pero creo que siempre tenemos la opción de dar un cambio al rumbo de nuestra vida... si es eso lo que realmente queremos. Y es que muchas veces, permanecemos atados a cosas que no deseamos porque nos es más cómodo que luchar por cambiar.

    Tesa: Confieso que a mí también me gusta esa descripción, vaya que me quedó bastante chula :) Efectivamente, el destino no está escrito, en absoluto, lástima que haya gente que no lo crea.

    Necio-Hutopo: Y como podemos cambiarlo realmente no podemos preverlo... :)

    Igrein: Jajajajajajaja... sin ninguna duda, tú no puedes ser Wences, tú te mereces algo supermegabrillante :D

    Mare@: Ah, y llegar a ser eso es lo más difícil de todo. Más que llegar a ser superestrella o superfamoso o supermillonario :)

    Kotinussa: Tienes toda la razón: eso es lo malo de creer en el destino, que te hace conformista y te impide luchar. Claro que quizás es también lo que lleva a mucha gente a creer en él: es más cómodo pensar que no puedes hacer nada que dedicarte a pelear.

    Hernán: ¡Y la de gente que se piensa que esos destinos brillantes se consiguen de la nada! Pero no, como bien dices, hay que trabajar mucho apara alcanzar esos sueños e, incluso, otros más pequeños.

    Tecla: Lo malo es que muchos siguen creyéndose que se merecen grandes cosas a pesar de que la vida les indica todo lo contrario. Lo importante de nuestras vidas es que seamos felices, tengamos un destino brillante o un destino de lo más normalito :)

    Ernesto: Gracias... no puedo contestar otra cosa a tu comentario :)

    Saphira: Si Wences no fuera tan tonto podría haber cambiado su destino en cuanto él quisiera ya que, al contrario de lo que él cree, no hay nada escrito ni fijo en nuestro futuro; todo depende de nosotros mismos y nada más...

    ResponderEliminar
  18. Bueno, es que hay destinos que si se visten , muy de gris....pero anda que igual uno de esos dias se dejan cambiar la chaqueta...no?

    ResponderEliminar
  19. me encantó, excelente tu narrativa, tus tiempos y eso que es muy dificil (o al menos lo considero yo) mantener el interes cuando uno lee por la web
    felicitaciones, espero que te pases por mi blog
    saludos!

    ResponderEliminar

Yo ya he hablado demasiado, ahora te toca a ti...

Karma

  El viejo monje observaba la delicada mariposa posada en su dedo. ‒Una vez fui como tú -le dijo-, y una vez tú fuiste como yo. Lo recuerdo ...